Fuente: pinterest |
Sentarse en el sillón,
contemplar la vida eterna frente al camino inédito
es
tarea de seres hambrientos e inmor(t)ales.
No juzgo tus pasos sobre el paseo marítimo,
no mezclo adversidades y coherencia ortográfica.
Siquiera sé
divulgar la hache
siquiera
la embuto para hacerla parecer más esbelta.
Sentarse y después respirar
es
tarea de seres transversos y calígulas a la intemperie.
Donde antes hubo hombres
subyacen ahora quesos
madreselvas sintéticas, crackers y algunos pares de huesos.
Sentarse, arrodillarse, cubrirse de gloria con el baño de la luz
supone dejar de existir en la vida,
supone,
corresponder con los actos
al inesperado momento
supone,
asumir el estadio activo
de una serie definida de acontecimientos certeros,
cúmulo de notas a pie de página
insuficientes para esa explicación eterna
del precio del pan de masa madre.