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En 2075 todos los seres humanos que quedaron después del exterminio masivo por la venta alegal de ADN perpetrada por los titanes tecnológicos BIOTECH, ETERNUMTECH y DISTRACTECH supuso un antes y un después en la existencia de nuestra especie. El único gobierno internacional de aquel momento, con la excusa de evadir el control de los seres humanos por el monopolio del mal, desarrolló LUCEL. Lucel era una luz específica que emitían las pantallas y su función jugó al despiste más descarado con el mundo por el estadio catatónico de incomprensión transitorio, promovido por el shock del exterminio. Aquello consistía en que el invento, absorbía la energía racional a través del iris y permitía la desconexión mental y la automatización funcional de las personas. Solo diez años después, la situación fue aprovechada por quienes tenían el mando demográfico con la excusa de ganar el pulso a los gigantes. En aquellos años, ese cargo lo ostentaba la Unión de Tecnonaciones y las principales Fintech (UTECNAFIN), cuyos principios fundacionales se apoyaban en los ideales de eticidad y equilibrio demográfico. Estos principios, bien organizados, suponían un mejor aprovechamiento de los recursos, de los bienes materiales y el control de la población y solo se diferenciaban de los titanes en que no todo valía para conseguir beneficios económicos.
Para proteger al mundo de los seres humanos la UTECNAFIN decidió gestionar la capacidad de pensar de forma concienzuda y solo unos pocos elegidos tenían la potestad, previo permiso del estado, de razonar. El resto de seres humanos, los ciudadanos de a pie, vagaban por su propia vida con un comportamiento autómata o superficial, centrando su atención en respirar, beber, comer, reproducirse (de forma controlada también) asearse, expulsar lo comido y bebido de sus cuerpos y las relaciones sociales abundantes y lo más superficiales posible para evitar el espíritu crítico a toda costa.
Uno de esos "afortunados" era Tristán. Tristán era un joven brillante que venía de una familia de CR (Críticos Racionales). De pelo rizado, alto, delgado, muy estilizado y con una anchura de espaldas digna de un atleta olímpico de natación. Esta última característica hizo que sus amigos holográficos lo apodaran Platón. Desde los quince años trasteaba con los ordenadores, dominaba tanto hardware como software. Sin embargo, su rasgo más característico era que expulsaba carisma a discreción (muy a su pesar) por todos los poros de su piel. Cosa que a él le parecía de lo más sorprendente dada su animadversión a los ciudadanos en general y a los aletargados abominables (como los llamaba él) en especial.
En la última revisión laboral, la IADIAG (Inteligencia Artificial de Diagnosis) determinó que su personalidad contenía rasgos de un TDH específico relacionado con la predilección por el aislamiento social. Algo muy poco común en el momento histórico en el que se encontraba.
Tristán vivía y trabajaba en el sótano de sus padres por elección propia, pero también por obligación civil. Todos los CR de la misma familia, debían permanecer ubicados en la misma zona.
Sus padres, eran dos veteranos CR de primera generación que unieron sus vidas por una cuestión práctica. Era necesario reproducirse para dotar al mundo de todos los CR posibles. No fue una elección propia, sino, otra vez más, una imposición del gobierno, pero esto Tristán lo desconocía. Era mejor así.