Proyecto cara de col | Proyecto caracol

Fase posdoctoral. Previsión de fondos para actuaciones extemporales

CC 4,0 Reconocimiento no comercial. Con la tecnología de Blogger.
  • COLABORANDO
  • NOTICIANDO
  • PUZLESÍA: RETALES EN PROYECTO



8º No cometerás plagio a sabiendas.


Fuente imagen:
www.maikotakeda.com



Fuente imagen:
maikotakeda.com

Jugando al gato y al ratón
con la luz
no llegarás muy lejos.
El celo con que guardan
los instintos elementales
sus partículas
es tan irreverente
tan distante...
que
pueden seleccionarte
para ser
mero instrumento conductor.
No lo olvides.





7º. Venerarás las etiquetas sobre todas las cosas hasta el nuevo orden.



Fuente imagen: Pinterest





7º.1. Venerarás dicho nuevo orden en el futuro.


6º La hora del té y sus pastas serán convocadas sin tu consentimiento.






Fuente imagen: www.sweetambs.com

5º No crearás perfiles falsos en vano.




Fuente imagen:
hautemacabre.com

Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
El paseo matutino 1
El paseo matutino...2
La señora Abbot y cuando el tú...
Apresúrate Mafalda, tú deberías evolucionar más que nadie.
Un violinista en mi tejado 1
¿Un violinista en mi tejado..2?
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II








Fuente imagen:
knittingnoodles.es
La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.


Como no sabía qué hacer, decidí levantarme de la cama y marcharme al salón. Mientras me incorporaba y me colocaba las zapatillas de estar por casa, miraba de soslayo los movimientos de aquella mujer que seguía haciendo calceta como si no hubiese nadie. ¡El colmo! Encima de que era mi alucinación, daba la sensación de que los que sobrábamos éramos nosotros.
Sonreí anudándome la bata.
–¿Dónde vas?
–Mira que eres pesadito –contesté molesta –. Me voy al salón a leer. No puedo dormir y por lo que estoy comprobando, si sigo aquí tú tampoco.
–Sí. En eso tienes razón –concluyó mi marido sin mucho interés.

La anciana levantó la cabeza de repente y me observó con una particular cara de satisfacción. Parecía que aquella opción le agradaba más que las que hasta ahora había presentado como excusa para desaparecer del dormitorio.

–Ea...duérmete ya– le dije saliendo de la habitación.

Fuente imagen:
Behance
Autor: Lian Madden
Título: Average Day
Sé lo que estáis pensando...¡Pues claro que caminando hacia atrás! Ni se me pasaba por la cabeza perder de vista a esa señora que llevaba un par de agujas de tricotar del número 2.

Bajé las escaleras con torpeza y una vez abajo, supuse que la calma habría vuelto.
 Aquel tipo de alucinaciones son de las que llevan al extremo a cualquiera que no las conozca. Suerte la mía de tener información al respecto.
Me calmé dirigiéndome a la cocina.
Respiré hondo cinco veces y expulsé el aire lentamente mientras mi capacidad multitarea automatizaba la preparación de un café en segundo plano. Accedí con una relajación inusitada al salón. Pulsé el interruptor de la luz y...voilà! Efectivamente, ¡allí estaba! ¡Ella, la mecedora y las agujas!

–¡Venga va! –expresé alicaída como si de una derrota se tratase –. ¡No puede ser verdad!
–Lo es –contestó.
–Pero...¿quién es usted y qué quiere?
–Ay hija, lo dices como si te molestase que estuviese aquí. Pero no te molesto.
–¿En serio?¿Me está usted diciendo en serio que no me molesta? –pregunte expresando mi disgusto en la enton(t)ación.

El sonido de las agujas se aceleraba de fondo. Aquella alucinación por lo que se veía,  también poseía la capacidad de realizar actividades automáticas en segundo plano. Igual era incluso en tercer plano porque sus manos corrían a la misma velocidad que si aquella pieza de lana estuviese programada para ser tricotada por una máquina industrial.

–No. No soy una molestia. Soy tu bisabuela.
–¿Mi bisabuela?

Mi estupefacción era más que evidente. Superada por los acontecimientos, sería la definición en realidad.

–¡Acabáramos! Y, ¡ahora estoy viendo a mi bisabuela! Pero, ¿cómo puñetas...?– me cuestionaba en mi particular monólogo.
-Estoy aquí porque tú me has llamado. Así que...no deberías sorprenderte tanto.
–¿Yo?
–Sí, tú –soltó en tono burlesco.
–Pero, ¿cómo voy a ser yo la que la ha llamado?¡¿Pues no dice que la he llamado yo!? – exclamaba con la boca desencajada–. ¡Mi bisabuela! Al final voy a tener que medicarme –susurré mirando al techo. (Al techo y a mi indignación que se tomaba la libertad de colocarse allí, bien arriba).

–Ni se te ocurra.
–Ni se me ocurra, ¿qué?
–Medicarte.
–¿Cómo dice? Repítame eso.
–Hija...¿estás sorda?
–No, más bien perpleja.
–¡Uy...pues entonces...no te queda nada...! –exclamó interrumpiendo una milésima de segundo su concentración en el arte del patronaje automático/visual para poner sus ojos en blanco.

No podía creérmelo. Por alguna extraña razón aquello no solo superaba lo concebible en forma de alucinación sino que además, se mostraba en forma de abuelita tejedora, insomne y puñetera.



Fuente imagen:
pinterest


Dejaré que seas tú
el que vacíe la sala
para que nunca más vuelva a sentir
el jolgorio de los demonios.

Dejaré que seas tú
el que filtre el paraíso
entre código abierto y
sentidos inocuos electromagnéticos.










Fuente imagen:
www.artchipel.com
Aunque quieres despertar,
como no puedes,
buscas las excusas entre las hojas desconchadas de un cajón
macerando letras
esquivando el golpe
proporcionando una suerte de eslabones
entreverados con páginas insuficientes.

Pero
siento decirte que
dejaré que seas tú
y no yo
el que solucione todo esto.

Ahora que las bombas caen sobre la muralla
dejaré que seas tú
el que aterrice contra el suelo
esos guijarros, esas virutas de oro y miel.







Fuente imagen:
www.artdiscover.com
Título: World construction kit.
Autor: Julien Pacaud





Mientras,
yo me ocuparé
de aprender el lenguaje de las máquinas
para que no vuelva a pasarnos por la cabeza
perdernos con vista franca
el horizonte interpretado.










La iguana espera al último momento porque es que a la iguana...

"li agrà"!


Y después de estos minutos musicales...
una reflexión sobre el circo


Per què li agrada el circ a...?




4. Honrarás al BIGDATA y a la Inteligencia artificial (IA, o AI)



Fuente: Chiharu Shiota
Fuente: Chiharu Shiota
Título: The key in the hands, 2015




Fuente: Chiharu Shiota
Título: Rains of memory, 2016




3. No publicarás nada sin pasar por el escaneado automatizado del algoritmo formulado.




Fuente imagen:
TED
Título: Becoming transnatural








2. Todos tus movimientos serán observados.



Fuente imagen:
socks-studio.com
Título: Taking measures across the american landscape
Autor: James Corner and Alex MClean








1. Todos tus movimientos serán registrados.




Fuente imagen:
www.fromupnorth.com

Después de tres intentos infructuosos de retomar la conversación, se pudo restablecer la comunicación.

Fuente imagen:
Behance.net
Autor: Andrea de Santis
–Ahora sí. ¿Mateo?
–¿Lo has comprobado? –interrumpió agachando la cabeza pegando su cara a la webcam para preguntar. Desde esa posición la punta de su nariz se asemejaba sospechosamente a un hocico porcino.
–¡Aparta de ahí! –rió deshaciéndose un poco del ramillete de nervios que le acompañaba–. ¡Pues claro!Sí. En varias webs.
–Pero, ¿seguro?¿seguro?
–Síiii, segurooo.
–Esto...¡compruébalo en un local oficial!¡Mañana mismo!Y, ¿es mucho dinero?
–Pues...
–¡No!¡No! No me lo digas. No quiero saberlo hasta que llegue a casa. Me pondré más nervioso. No puedo hacer nada desde aquí. ¡Mierda, mierda, mierda! –declamaba en un monólogo momentáneo–. ¿Cuándo lo has mirado? –inquirió volviendo en sí.
–Ahora mismo. No podía dormir...Me he levantado, me he preparado un café y he comprobado el boleto hace cinco o diez minutos. ¿Qué hacemos? –preguntaba mezclando incredulidad con asombro a partes iguales e intermitentes–. Cuando he podido calmar el tembleque que me ha entrado y los dedos me respondían para marcar el teléfono, te he llamado. ¿Qué hagooo?
–¡Comprobarlo oficialmente! Te lo acabo de decir...¡Diossss qué nervios! No lo sabe nadie más ¿verdad?¿Cuánto es?
–¿No habíamos quedado en que no te lo decía? Pues no. No te lo voy a decir hasta que llegues a casa. ¡Cálmate!
–Vale. Sí, nos calmamos. Bien. Esto...y, ¿estás tú sola?¡Claro que estás sola!¡Estás tú sola!–exclamaba  paseándose por todo el salón.
–Mateo por Dios, ¡estate quieto!
–¡Es que no puedo!¿Seguro que lo has comprobado?¿Sabes lo que significa esto? Esto...esto...

Lo que no sabía todavía era que el montante económico era desorbitado para cualquier mente humana con los pies en la tierra. 244 millones. Sí. 244 millones de e-u-r-o-s. 244 millones de razones para volver a casa... a propulsión. Una barbaridad que Mateo hacía bien en desconocer hasta llegar a la península y ponerse manos a la obra para gestionar tamaña cantidad. 

–¿Podrías relajarte?¡Bastante tengo yo ya aquí! Estoy sola, es de madrugada, no podía dormir...me estoy comiendo las uñas...
-¿Te estás comiendo las uñas?¡Pero si tú no te has comido las uñas nunca!
–¡Pues imagínate cómo estoy!
Fuente imagen:
espaciocritico20.files.wordpress.com
–Bien, pensemos –concluyó caminando de extremo a extremo del sofá muy alterado.
Huelga decir que, en realidad por la cámara web se le intuía porque verle, lo que era verle...misión imposible. Incluso el ordenador parecía nervioso por las interferencias.

–¿Qué hago Mateo?¡Estoy que me subo por las paredes!
–¿Que qué haces? Pues...-gimoteaba sin saber qué decir…– . Lo primero de todo va a ser calmarte.
Eso...respira profundamente...Repite conmigo...
–¡Mateo! ¿En serio? ¡Que no estoy de parto, joder! –gritó perdiendo los nervios.
–¿Se te ocurre algo mejor? –preguntó indignado mientras ponía sus brazos en jarras ya sentado enfrente de la cámara.
–No...la verdad es que no. Perdona –acabó diciendo calmándose de golpe.
–Pues entonces respira y pensemos un poco.

El silencio inundó durante unos segundos ambos salones. Sus salones y dicho sea de paso, las telecomunicaciones. Durante ese intervalo de tiempo, la imagen era nítida. Tan clara que inquietaba. Casi se podían observar las pupilas brillantes de emoción en full HD. ¿Cómo era posible? La banda ancha recibía y enviaba señal de forma constante y sin problemas...



--- Versión mejorada de la IA

—Ahora sí. ¿Mateo?

—¿Lo has comprobado? —interrumpió, agachando la cabeza y pegando su cara a la webcam para preguntar. Desde esa posición, la punta de su nariz se asemejaba sospechosamente a un hocico porcino.

—¡Aparta de ahí! —rió, deshaciéndose un poco del ramillete de nervios que le acompañaba—. ¡Pues claro que sí! En varias webs.

—Pero, ¿seguro? ¿Seguro?

—Sííí, segurooo.

—Esto… ¡compruébalo en un local oficial! ¡Mañana mismo! Y… ¿es mucho dinero?

—Pues…

—¡No! ¡No! No me lo digas. No quiero saberlo hasta que llegue a casa. Me pondré más nervioso. No puedo hacer nada desde aquí. ¡Mierda, mierda, mierda! —declamó en un monólogo momentáneo—. ¿Cuándo lo has mirado? —inquirió, volviendo en sí.

—Ahora mismo. No podía dormir… Me he levantado, me he preparado un café y he comprobado el boleto hace cinco o diez minutos. ¿Qué hacemos? —preguntaba, mezclando incredulidad con asombro a partes iguales e intermitentes—. Cuando he podido calmar el tembleque que me ha entrado y los dedos me respondían para marcar el teléfono, te he llamado. ¿Qué hagooo?

—¡Comprobarlo oficialmente! Te lo acabo de decir… ¡Diosss qué nervios! ¿No lo sabe nadie más, verdad? ¿Cuánto es?

—¿No habíamos quedado en que no te lo decía? Pues no. No te lo voy a decir hasta que llegues a casa. ¡Cálmate!

—Vale. Sí, nos calmamos. Bien. Esto… ¿y estás tú sola?

—¡Claro que estás sola! ¡Estás tú sola! —exclamó, paseándose por todo el salón.

—Mateo, por Dios, ¡estate quieto!

—¡Es que no puedo! ¿Seguro que lo has comprobado? ¿Sabes lo que significa esto? Esto… esto…

Lo que no sabía todavía era que el montante económico era desorbitado para cualquier mente humana con los pies en la tierra: 244 millones. Sí. 244 millones de e-u-r-o-s. 244 millones de razones para volver a casa… a propulsión. Una barbaridad que Mateo hacía bien en desconocer hasta llegar a la península y ponerse manos a la obra para gestionar tamaña cantidad.

—¿Podrías relajarte? ¡Bastante tengo yo ya aquí! Estoy sola, es de madrugada, no podía dormir… me estoy comiendo las uñas…

—¿Te estás comiendo las uñas? ¡Pero si tú no te has comido las uñas nunca!

—¡Pues imagínate cómo estoy!

—Bien, pensemos —concluyó, caminando de extremo a extremo del sofá, muy alterado.

Huelga decir que, en realidad, por la cámara web se le intuía, porque verle, lo que era verle… misión imposible. Incluso el ordenador parecía nervioso por las interferencias.

—¿Qué hago, Mateo? ¡Estoy que me subo por las paredes!

—¿Que qué haces? Pues… —gimoteaba, sin saber qué decir—. Lo primero de todo va a ser calmarte. Eso… respira profundamente. Repite conmigo…

—¡Mateo! ¿En serio? ¡Que no estoy de parto, joder! —gritó, perdiendo los nervios.

—¿Se te ocurre algo mejor? —preguntó, indignado, mientras ponía los brazos en jarras, ya sentado frente a la cámara.

—No… la verdad es que no. Perdona —acabó diciendo, calmándose de golpe.

—Pues entonces respira y pensemos un poco.

El silencio inundó durante unos segundos ambos salones. Sus salones, y dicho sea de paso, las telecomunicaciones. Durante ese intervalo de tiempo, la imagen era nítida. Tan clara que inquietaba. Casi se podían observar las pupilas brillantes de emoción en full HD. ¿Cómo era posible? La banda ancha recibía y enviaba señal de forma constante y sin problemas…


---

After three failed attempts to resume the conversation, the connection was finally restored.

"Now we’re talking," she said. "Mateo?"

"Did you check it?" he interrupted, leaning in so close to the webcam that his nose nearly touched the lens. From that angle, the tip of it suspiciously resembled a pig’s snout.

"Get back!" she laughed, releasing some of the knot of nerves that had gripped her. "Of course I did. On several websites."

"But are you sure? Really sure?"

"Yeeesss, suuuure."

"Look, verify it at an official outlet! Tomorrow, first thing! And…" He hesitated. "How much is it?"

"Well…"

"No! No! Don’t tell me. I don’t want to know until I’m back home. I’ll only get more worked up. There’s nothing I can do from here." He muttered under his breath, eyes wide. "Shit, shit, shit!" Then, snapping back: "When did you check it?"

"Just now. I couldn’t sleep… Got up, made a coffee, checked the ticket five or ten minutes ago." Her voice trembled. "What do we do? As soon as my hands stopped shaking enough to dial, I called you. What do I dooo?"

"Verify it officially! I just said that…" He ran a hand through his hair. "God, I’m so nervous! No one else knows, right? How much is it?"

"Didn’t we agree I wouldn’t tell you? Exactly. I’m not saying a word until you’re home. Calm down!"

"Okay, okay. We’ll stay calm. Good." He took a breath. "So… are you alone?"

"Of course you’re alone! You’re alone!" he exclaimed, pacing the entire living room.

"Mateo, for God’s sake, stop moving!"

"I can’t!" His voice cracked. "Are you certain you checked it? Do you realise what this means? This… this…"

What he didn’t yet know was that the sum was beyond any rational human comprehension. 244 million. Yes. 244 million e-u-r-o-s. 244 million reasons to rush home—at warp speed. An absurd fortune, one Mateo was better off not knowing about until he set foot on the peninsula and could begin managing such an unimaginable amount.

"Could you just relax?" Her voice rose. "I’ve got enough on my plate here! It’s the middle of the night, I couldn’t sleep… I’m chewing my nails…"

"You’re chewing your nails? But you’ve never bitten your nails in your life!"

"Well, imagine how I must be feeling!"

"Alright, let’s think," he concluded, pacing from one end of the sofa to the other, visibly agitated.

It goes without saying that, on screen, he was barely visible. To see him? Mission impossible. Even the laptop seemed jittery, trembling with interference.

"What should I do, Mateo? I’m climbing the walls!"

"What should you do?" He whimpered, at a loss for words. "First, calm down. Breathe deeply… Repeat after me…"

"Mateo! Seriously? I’m not in labour, for God’s sake!" she snapped, losing her composure.

"Got a better idea?" he shot back, hands on hips, now seated squarely in front of the camera.

"No… honestly, I don’t. Sorry," she conceded, suddenly calming.

"Then breathe. And let’s think."

For a few seconds, silence flooded both living rooms—both their spaces, and, incidentally, the telecommunications between them. During that brief interval, the image became crystal clear. So sharp it was unsettling. One could almost see the pupils, glistening with emotion, in full HD. How was that possible? The broadband was transmitting and receiving signal steadily, without a single glitch…

---

在三次未能成功恢复对话后,通信终于重新建立。

“这下通了。马特奥?”

“你查过了吗?”他打断道,低下头,把脸紧贴摄像头发问。从这个角度看,他鼻尖的形状 suspiciously(可疑地)像极了一个猪鼻子。

“离远点!”她笑着说道,稍稍松开了缠绕心头的紧张情绪,“当然查了!好几个网站都确认过。”

“可你确定吗?真的确定?”

“当——然——确——定。”

“这……去官方网点再核实一下!明天一早就去!还有……钱很多吗?”

“呃……”

“别!别!先别说!我不想回家前知道具体数字,我会更紧张的。我现在什么都做不了。该死,该死,该死!”他短暂地陷入自言自语,“你什么时候查的?”他猛然回过神来追问。

“就刚才。我睡不着……起来泡了杯咖啡,五六分钟前核对了彩票。我们现在该怎么办?”她问道,语气中交替着难以置信与震惊,“等我手抖得不那么厉害,手指能正常拨号时,就立刻给你打了电话。我该怎么办啊?”

“再去官方确认一遍!我刚说了……天啊,我太紧张了!没别人知道吧?到底有多少钱?”

“不是说好不告诉你的吗?所以,不告诉你,直到你到家。冷静点!”

“好吧,好,我们冷静。很好。那……你一个人在家吗?当然你是一个人!你肯定是一个人!”他一边大喊,一边在客厅里来回踱步。

“天啊,马特奥,你别走来走去了!”

“我控制不住啊!你真的确认过了吗?你知道这意味着什么吗?这……这……”

她尚未告诉他的,是这笔金额对任何脚踏实地的人来说都高得离谱:2亿4400万。没错,2亿4400万欧元。整整2亿4400万条理由,让人恨不得用推进器飞回家。这是一笔天文数字,而马特奥最好在踏上半岛、着手处理这笔巨款之前,都不要知道具体数额。

“你能冷静点吗?我已经够紧张了!现在是凌晨,我睡不着……我的指甲都快啃光了……”

“你在啃指甲?你可从没啃过指甲啊!”

“那你想想我现在得多焦虑!”

“好,我们想想……”他焦躁地在沙发两端来回走动,最后总结道。

不难看出,由于信号干扰,通过摄像头几乎看不清他的样子——想真正“看见”他?根本不可能。甚至连电脑本身都仿佛因紧张而颤抖。

“我该怎么办,马特奥?我都要抓狂了!”

“能怎么办?那……”他抽泣着,一时语塞,“首先,你得冷静下来。对,深呼吸……跟着我重复……”

“马特奥!你是认真的吗?我又不是在生孩子,见鬼!”她终于失控大喊。

“那你有更好的主意吗?”他生气地反问,双臂叉腰,重新坐到摄像头前。

“没……说实话,没有。对不起。”她突然平静下来。

“那就好,深呼吸,我们冷静想想。”

片刻之间,沉默笼罩了两个客厅,也笼罩了通信信号本身。就在这短暂的寂静中,画面突然变得异常清晰。清晰得令人不安,几乎能看清瞳孔中闪烁的激动光芒,仿佛是全高清呈现。这怎么可能?宽带信号正稳定地收发,毫无中断……


---

После трёх неудачных попыток возобновить разговор связь наконец удалось восстановить.

— Теперь получилось. Матео?

— Ты проверила? — перебил он, наклонившись вплотную к веб-камере. В этом ракурсе кончик его носа подозрительно напоминал свиное рыльце.

— Отойди! — рассмеялась она, немного сбросив напряжение, сковывавшее её с самого начала. — Ну конечно проверила! На нескольких сайтах.

— Но точно? Ты уверена?

— Дааа, точноооо.

— Слушай, проверь в официальном пункте! Завтра же, с утра! И… это большая сумма?

— Ну…

— Нет! Нет! Не говори! Я не хочу знать, пока не приеду домой. Стану ещё нервничать. А здесь я ничего не могу сделать. Чёрт, чёрт, чёрт! — простонал он в коротком монологе. — Когда ты смотрела? — спохватился он, возвращаясь к реальности.

— Только что. Не могла уснуть… Встала, сварила кофе, проверила билет минут пять-десять назад. Что делать? — спрашивала она, голос которой то дрожал от недоверия, то звенел от изумления. — Как только руки перестали трястись и я смогла набрать твой номер, сразу позвонила. Что мне делать-то?

— Проверить официально! Я же только что сказал… Боже, как же я нервничаю! Никто больше не знает, да? Сколько это?

— Разве мы не договаривались, что я не скажу? Вот и не скажу, пока ты не придёшь. Успокойся!

— Ладно. Да, давай успокоимся. Хорошо. Это… ты одна? Конечно ты одна! Ты же одна! — воскликнул он, шагая по всей гостиной.

— Матео, ради бога, сиди спокойно!

— Я не могу! Ты точно проверила? Понимаешь ли ты, что это значит? Это… это…

Того, что сумма была астрономической — за гранью понимания любого здравомыслящего человека, — он пока не знал. 244 миллиона. Да. 244 миллиона евро. 244 миллиона причин вернуться домой — со скоростью света. Невероятная куча денег, о которой Матео лучше не знать до тех пор, пока он не окажется на полуострове и не возьмётся за управление этим состоянием.

— Ты можешь немного расслабиться? У меня и так всё внутри на пределе! Я одна, сейчас глубокая ночь, не спится… Я уже обгрызаю ногти…

— Ты обгрызаешь ногти? Но ты никогда не грызла ногти!

— Так представь, в каком я состоянии!

— Ладно, подумаем, — заключил он, нервно шагая от одного края дивана к другому.

Стоит ли говорить, что на экране его едва можно было разглядеть. Увидеть его — в прямом смысле — было попросту невозможно. Даже сам компьютер, казалось, дрожал от нервного напряжения.

— Что мне делать, Матео? Я уже по стенам лезу!

— Что делать? Ну… — всхлипнул он, не зная, что ответить. — Прежде всего — успокойся. Да… глубоко дыши… Повторяй за мной…

— Матео! Серьёзно? Я же не рожаю, блин! — вырвалось у неё, и она сорвалась.

— А у тебя есть лучшая идея? — обиделся он, скрестив руки на груди и усевшись прямо перед камерой.

— Нет… честно, нет. Прости, — смягчилась она, внезапно успокаиваясь.

— Тогда дыши и подумаем.

На несколько секунд тишина заполнила обе гостиные. Их гостиные, и, кстати, сами телекоммуникации. В этот короткий промежуток изображение стало чётким. На удивление ясным. Так чётким, что становилось не по себе. Казалось, можно было разглядеть сияющие от волнения зрачки — в полном HD-качестве. Как такое возможно? Ширина канала стабильно передавала и принимала сигнал без единого сбоя…



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