ARRIBA Y ABAJO EN UN PIS PAS: EL CAMBIO DE AIRES AUTOMATIZADO

Fuente imagen: www.yorokobu.es
El otro día, sentada en mi sofá orejero de un morado aterciopelado, desgastado por el tiempo pero que siempre se mantiene alerta ante mis solicitudes de atención, escuché una charanga de despedida de soltera que se encargó de hacernos partícipes involuntarios de las delicias musicales más punteras del momento. Esa lista de grandes éxitos musicales se componía, por ejemplo, del grupo Parchís con su "arriba, abajo, la tierra está allá abajo...abajo arriba, el globo está aquí arriba está...del globo no me bajo por lo menos en un mes y lalalá" o la gran melodía de uno de los artistas de más reputado prestigio en los ochenta "yo lo digo por si..."no lo sabías.
Ante la leve insoportabilidad del momento, salté de mi asiento maldiciendo al mundo por no dejarme leer mi libro de cinta andadora actual. Todo el mundo le denominaría libro de cabecera porque se supone que la actividad se realiza junto a la cabecera de la cama poco antes del descanso nocturno. Pero no. Lo siento. Yo no soy todo el mundo. Lo digo por si no lo habías notado. Yo leo mientras ando porque he descubierto la única actividad que me permite mantenerme en forma a la vez que puedo hacer una de las cosas que más me gusta; leer. (Cual peripatética pensadora, estática fluctuante, eso sí).  Insisto: Yo lo digo por si... a alguien se le ocurre pensar que el ejercicio físico limita mi cuerpo al encefalograma plano mientras limpia y ejercita su sistema nervioso y límbico a la par.
El caso es que me adentré en la cocina a cinco kilómetros por zancada (se podía observar incluso las onomatopeyas maldicientes plasmándose a fuego en las pareces mientras llegaba (lo prometo)) y agarré el asidero de la primera cajonera. La de arriba. Sí. La de los cubiertos, los trapos de cocina, el abridor de botellas y tijeras o utensilios punzantes variados. ¿No sabes cuál? Sí...va..., esa en la que están los cuchillos ocultos por niveles de potencialidad dañina...¿ya?
Pues el caso es que al tirar de él, sin capacidad para medir mi fuerza física (aunque yo juraría que no tengo mucha), me quedé con el tirador en la mano. Y pensé...'esto tiene forma de cuernos maléficos'...
Eh! No me leáis así. Yo no tengo la culpa...Es a mí a la que le tocó, en un arranque de imaginación repentino, cambiar la cajonera de menor uso (cuyo tirador se encontraba intacto, causa principal de mi elección) por la que me acabada de cargar. ¿Que cuál fue? Parece mentira que seáis humanos.... ¡pues la de abajo!  Cambié la cajonera de abajo por la de arriba! ¿Cuál si no? Sí, sí...esa...esa cajonera en la que guardáis las bombillas y pinzas de recambio, las arandelas de puertas, las instrucciones de funcionamiento de los electrodomésticos (incluso de los que ya fueron dispuestos para el reciclaje) además de los trapos nuevos y sin usar. Venga va...no me digáis que no guardáis ahí los trapos nuevos preparados para ser usados en cualquier momento...
A título meramente informativo os diré que la mudanza se realizó sin incidentes y sin interrupciones mientras en mi mente se repetía el estribillo de forma automática..." te agarra...muy suavemente, te acaba en un pis pas, no tiene..."
Nadie salió herido. Todo ocurrió de forma natural y espontánea. Menos mal...

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