Proyecto cara de col | Proyecto caracol

Fase posdoctoral. Previsión de fondos para actuaciones extemporales

CC 4,0 Reconocimiento no comercial. Con la tecnología de Blogger.
  • COLABORANDO
  • NOTICIANDO
  • PUZLESÍA: RETALES EN PROYECTO

RESUMEN DE LAS MEJORES MIGAS

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Vamos a hacer las mejores que probarás en tu vida.



Ingredientes para 2 personas:


1 barra de pan duro normal (no de pueblo).
4 Ajos
Panceta de cerdo(curada).
1 cucharada y media de harina
Agua.
Aceite y sal.

Útiles de cocina:

Paleta larga.
Sartén tipo wok 
Fuego (ideal si es de leña)



Proceso:

En un recipiente redondo hondo, haces picadillo la barra de pan duro con un buen cuchillo de filo impecable (a ser posible de cocinero profesional. De lo contrario vale cualquier otro aunque tardarás más tiempo). Cuando ya tengas todo el pan desHecho añades agua y mezclas hasta poder comprimir la mezcla como si fuese una bola de plastilina y lo apartas para su uso posterior (de momento, sin embargo, debe mantenerse a la espera).
Se pelan lo ajos y se reservan.
Se corta toda la panceta de cerdo curada hasta dejarla del tamaño del dedo corazón. Juntamos todos "nuestros nuevos y resplandecientes dedos corazones de panceta de cerdo" en un plato y los reservamos para mandarlos a freír en el momento que les corresponda.
Abrimos el paquete de harina para que se oxigene.
Una vez hecho esto, necesitarás poner la sartén al fuego. (Si es de leña, deberás dejarla arder hasta que se mantenga equilibrado antes de poner la sartén encima). Viertes el aceite al gusto (3 o 4 cucharadas soperas). Cuando esté tibio, añades los ajos y los mueves con la paleta larga. Si eres muy diestro con las sartenes también puedes moverlos al estilo wok hei, 
Una vez alcancen el dorado típico añades la panceta y la fríes hasta verla tostada. Cuidando que los ajos no se quemen. De observar que se sobrepasa peligrosamente el color dorado es mejor sacarlos y reservarlos hasta el próximo paso. (Mientras, la panceta debe proseguir su fritura). 
Una vez fritos; ajos y panceta súmales 1 o 2 cucharadas soperas de harina ya totalmente aireada. Remueve hasta visualizar otra vez ese color tan característico. (El dorado es que evoca mucho...). Vierte ya las bolas del pan que reservaste y...¡comienza el movimiento!
Durante unos 25 minutos no puedes parar de mover, remover e incluso parear cogiendo la paleta larga con las dos manos. (Una herramienta de cocina imprescindible para este tipo de receta pues sin ella no existe forma alguna de unificar esa amalgama de ingredientes).  Y es que...las paletas tienen mucha experiencia en esto de removerlo todo...

Tran tran...










—Sweet, sweet...

—Querrás decir: sweat, sweat.

—¿Que no es lo mismo?



Fuente imagen:  Instagram  Autora: lara_luis
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Instagram
Autora: lara_luis
Os voy a contar una historia que me ocurrió no hace demasiado tiempo. Soy deportista de élite irlandesa. De esas que el estado mantiene para que puedan ir a los juegos olímpicos y ganar medallas para donarlas a un ego social común. Pues bien, hace apenas dos años me retiré, y como todos los deportistas de ese nivel, tuve que labrarme un futuro totalmente diferente con veintisiete años. Compré un local, monté una tienda de deportes y comencé a ejercer a tiempo parcial, para acabar de pagar mis facturas, como entrenadora de un equipo de rugby femenino de mi ciudad. Aun así, no era suficiente. Final de mes suponía un suplicio. No llegaba ni estirando, y eso que tengo el título de especialista universitario en la materia.
Una tarde de mayo que hacia un sol extraño para ser Irlanda, salí a pasear. Siempre me ha gustado pasear. Solo que no dispongo del tiempo necesario y tampoco es que acompañe mucho la meteorología por aquí para hacer deporte al aire libre. El caso es que salí de casa equipada para la ocasión, crucé la avenida que vertebra mi ciudad y, al llegar a la fuente Cascade me detuve (desconozco el motivo). Respiré profundamente y giré mi cabeza de forma automática hacia la izquierda. En ese lado, en los bajos de un edificio se leía un cartel luminoso rojo que rezaba: "¿Te gusta caminar? Tenemos algo que podría interesarte. Infórmate".
Ese letrero luminoso acababa de convencerme de que aquella frase estaba ahí para mí. ¿Por qué? Ya, ya... de sobra sé que era algo generalizado, una llamada, un gancho publicitario. Pero mi cuerpo se dirigió hacia allí sin que pudiese hacer nada al respecto. Cuando quise darme cuenta me encontraba pulsando el botón de la puerta 2 del edificio en el que se situaba la oficina de la empresa del dichoso cartel.

—Pase —me dijo una señorita muy amable ubicada detrás del mostrador central que se encontraba nada más abrir la puerta —. ¿Qué desea?
—Venía por lo del cartel —respondí un poco avergonzada. Me sentía como una consumidora nada responsable...atraída por el neón...como las moscas.
—¡Ah! Estupendo. Enseguida le paso con un responsable de producto que le podrá dar más información al respecto. Espere ahí sentada si no le importa —dijo dirigiendo su brazo derecho hacia una rinconera tipo sala de espera con dos sillones de cuero marrón y una mesita repleta de revistas deportivas.

Apena hube tomado asiento, un muchacho de traje azul corte italiano, camisa blanca y corbata roja extendió su mano para presentarse.

Fuente imagen:  pinterest
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pinterest
—Buenas tardes, me llamo William.
—Buenas tardes, mi nombre es Anne —respondí con actitud protocolaria pese a mi vestimenta deportiva.
—Me acaban de comunicar que está usted interesada en nuestra aplicación "Sweatcoin".
–¡Ah, se trata de eso! —exclamé. Nada más decirlo me bombardeó la mente como una Ak-47 la intuición de lo que podía ser. Una aplicación para registrar tus pasos y así crear un perfil de tus ubicaciones.
—¿Qué la conoce? —preguntó extrañado.
—No, pero ya tuve instalada alguna de esas cuando salieron al mercado hace un par de años y la verdad es que me parece que no me benefician en nada. Quiero decir, que no benefician al usuario final. A la empresa, ¡por supuesto...! Sabe a lo que me refiero. Recopilan  nuestros datos para, en el mejor de los casos, vendernos publicidad. Al consumidor... a nosotros —rectifiqué —solo nos alimenta el ego, el afán de superación, la autoestima y cosas por el estilo...
—¿Le parece poco? —interrogó extrañado.
—Pues sí, si lo comparamos con los beneficios que sacan ustedes de nuestra experiencia de usuario.
—Sí, tiene usted razón, pero... ninguna le paga por caminar. Ninguna excepto la nuestra. Sweatcoin.

Me desconcertó durante unos segundos, la verdad. ¿Una aplicación que registra tus movimientos al caminar y que te paga? Podría ser un complemento para llegar a fin de mes, pero...¿cómo?¿Cuánto?¿Cuándo? y, sobre todo, ¿por qué? Preguntas que explotaban en mi limbo particular durante milésimas de segundo antes de dirigirme a aquel muchacho. Sin embargo, de mi boca solo pudo salir<<Tiene toda mi atención>>mientras retomábamos asiento.


Fuente imagen:
flickr
Autor: Bob May
Título: face, hands




Y es que quiero seguir la senda
sin soltar palabra.
He cerrado los labios.
Por castigo declarado...
Por ser tú, despreciable dilatante,
cobijo de ladrones y disturbios ennegrecidos.
Si no sabes crear ni una ligadura tipográfica
para autotrascender-te,
no merece
el camino una mísera letra más descargada...
ni dotación ecuménica de la pista necesitada
por
el resto mortal intendente.
Las postulantes discrecciones no se crean.
El futuro se construye
cargándolo con munición lingüística de/en
noches en-ce(r)radas.
Vuelve por donde viniste
a no ser que me aportes
elementos suficientes para la supervivencia.
Yo ya me he ganado el pan de hoy,
El mío, el tuyo y el nuestro.
¿y tú?
¿ qué has hecho?


Fuente imagen:
doctorojiplatico.com






BREADCRUMBS O EL HILO DE ARIADNA, O MIGAS DE PAN...



"...en términos generales consiste en una línea de texto en la que se indica el recorrido seguido y la forma de regresar". 
Wikipedia




Fuente imagen:
blog.martinnicolausson.com

Migas de pan, registros de vida, psicomotricidad fina que ejercitar
 en
una libreta,
roja.






Fuente imagen:
es.paperblog.com

-Si quieres que permanezca, pídeme que lo apunte en mi libreta roja.
-¿En cuál? Todas tus libretas son rojas.
-¿En cuál crees tú?
-¿En todas?
-Sigue pidiendo...




LAS CONTRADICCIONES DE LA LITERALIDAD INTERPRETATIVA, UNA CHICA MODERNA Y SUS INTERROGANTES.




Etta James
tu ropa
la levadura horneando ese pan
justo en el momento en que
superamos el amor,
la literalidad del lenguaje y
comprendemos
al fin
el aprendizaje automático de
la producción creativa.

Fuente imagen:
Maurizio Anzeri
Huffitongpost




No dice lo que dice sino que dice traspasando el mundo. 
¿Cuándo llegarás a comprenderlo?
¿Cuándo arrastrarás el significado interpretado y singular?

















Tus notas a pie de página
recuerdan
instigan
ordenan... la singularidad metálica,
el hombro supremo del día sin luz.




Fuente imagen:
dojo.electrickettle.fr





¿Quién dice que no ha llegado ya?
Sí,
llegó ese domingo, 
rey del sol.














Los números y
la curvatura de tu espalda
condicionada por
las creencias de Riemann.

Los campos y
sus proximidades magnéticas,
el eterno invierno de
estas manos que dejaron de ser las mías
para mostrarte
el espacio adherido a ti.

Fuente imagen:
thejealouscurator






¿Quién dice que no salteamos los conceptos?
















Tu presencia
tu sigiloso estupor distribuido por todas las planicies,
tus avisos...
el instante inherente a tus
precipicios
tu presente extenso y las líneas de Faraday
los lunes...de recuerdo.


Fuente imagen:
Nuria Barrantes
Flickr




¿Quién reproducirá las cuestiones necesarias y
 tomará de la vida lo único no mostrado?
¿Quién?
















La lista de respuestas,
los interrogantes sin contenido
el suburbio deshumanizado
el control exhaustivo de las sílabas.
Serán ellos los indígenas menos cautivos.

¿Serán ellos...
el rayo de luz que buscas?


EL SABOR EXTINTO DEL PAN, LA MASA MADRE Y LA RAÍZ DEL OLIVO


Cada vez que me alimento de pan
recuerdo que es la primera opción.
La última opción,
la que acompaña al líquido extraído de
la sabiduría de los olivos.

No sé si el futuro prepara manjares
ni si el altar despide amores eternos
cual lucha interna por
sobrevivir al embargo y la marea.

Existir ya no es suficiente,
el crecer ya no es exinto y
la creencia huye de príncipes y minervas.

Cada vez que me alimento de masa madre
de migas por trozos confundidas
recuerdo
la raíz en los ojos de mi pasado
acercándome las manos al sabor de
saber siempre
dónde arranca todo,
por dónde viene la luz
de dónde emerge la bandera.





Fuente imagen: motherearthliving





Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
El paseo matutino 1
El paseo matutino...2
La señora Abbot y cuando el tú...
Apresúrate Mafalda, tú deberías evolucionar más que nadie.
Un violinista en mi tejado 1
¿Un violinista en mi tejado..2?
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II
La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.





-¡Siguiente!- gritó Aurelia mirando al tumulto.
-¡Yo!-contestó el violinista.
-¿Qué le pongo?
-Una de a cuarto, gracias.

Fuente imagen: Flickr
Autor: Pepe Serra
Aurelia visualizó a Jana de inmediato. Se posicionaba justo al lado de James, su vecino violinista, en el mostrador.

-¡Hola Jana! ¿Qué tal?-preguntó amablemente.
-Buenos días Aurelia, muy bien y vosotros.
-Ardiendo, ya ves.

El calor era insufrible. Matías se había modernizado y el pan lo sacaba del horno recién hecho. A primera hora de la mañana y hasta las doce aproximadamente, aquella caldera y sus ascuas, que antes sólo las padecía el hornero de madrugada, eran repartidas amablemente con todos sus clientes. Al fin y al cabo, el producto era excelente.
Reservado para un paladar exigente, su textura y sabor atraía a las masas. Por lo visto esa masa ingente de gourmets vivían en aquella ciudad y siempre, esperaban pacientemente su turno en "La boutique de los cimientos".

-¡Estupendo!-exclamó atareada mientras preparaba el pedido del caballero mirando a ambos de soslayo-¿lo de siempre?-preguntó a Jana a la vez.
-Esto..sí, sí...
-De acuerdo...

La panadera, además de ser una mujer recia multitarea, también tenía en su haber cierta intuición femenina. Detectó nada más verlos a los dos plantados y rígidos en el mostrador, que aquello era una situación forzada.

-¿Qué le debo?-preguntó James mirándose las manos para contar las monedas que llevaba.
-75 céntimos y...aquí tienes Jana, lo tuyo también preparado.
Pagaron los dos el importe exacto de sus pedidos, casi con movimientos sincronizados.
-¡Gracias caballero! ¡Gracias Jana!

En aquel momento giraron sus cuerpos a la par para salir de aquel pequeño infierno de calor y escucharon a la panadera decir:

- Por cierto...¡Lleváis un pepito, regalo de la casa para cada uno en la bolsa...! ¡Que tengáis un buen día!

Se miraron fijamente a los ojos durante unos segundos. ¿Qué significaba aquel regalo? ¿Sería intencionado? Llegando a la puerta su vecino la abrió para que saliese primero. Jana, ensimismada en sus pensamientos no paraba de darle vueltas al asunto:
¿El panadero matemático tendrá algo que ver con esto? Nunca antes me regaló nadie un pepito. ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Qué ocurre con el pan? El pan es algo serio, es la comida...con el pan no se juega...¿Quién está jugando con el pan? ¿Ataulfo? La ametralladora no dejaba de dispararle preguntas.

-No. Él no tiene nada que ver con esto- soltó sin previo aviso James, que iba detrás de ella caminando firme(a sabiendas de que se asustaría).

Jana se volvió hacia él y lo miró con los ojos desencajados. ¿Aquel hombre podía leerle la mente?
-Lo que me faltaba ya para acabar de arreglarlo- claudicó dando una palmada.





Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
El paseo matutino 1
El paseo matutino...2
La señora Abbot y cuando el tú...
Apresúrate Mafalda, tú deberías evolucionar más que nadie.
Un violinista en mi tejado 1
¿Un violinista en mi tejado..2?
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II
La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.

La señora Abbot salió temprano.
Solía hacer la rutina matutina común. Acicalarse, pasear a su perro Rothi y pasarse a por el pan en la "Boutique de los cimientos". Este nombre, absolutamente inusual para una panadería, provenía de la dificultad que se encontraron los dueños a la hora de cimentar el edificio en el que se convertiría posteriormente la panadería, heladería y cafetería de tres plantas. 
Matías y Aurelia, panaderos de toda la vida, heredaron este edificio de una tía abuela de Matías fallecida sin hijos.
Así el imperio del pan pudo extenderse por toda la ciudad. Tenían seis despachos repartidos por aquella enorme urbe de la que era vecina nuestra protagonista.
Como cada mañana, se dirigía hacia la panadería para comprar tres barras: una normal, otra de pueblo y la tercera de agua.
Al solicitar el turno, se encontró de pronto con que se lo cedía su vecino... el violinista.

-¡Buenos días Jana!
-Buenos días...- dijo sorprendida y en decadente silabeo dando a entender que no sabía su nombre.
-James, mi nombre es James-respondió poniéndose la mano en el pecho.
-Pues eso, James...-contestó confusa.

En su último encuentro, en el que mantuvieron una conversación escueta sobre puntos trascendentales de sus respectivos "potenciales", Jana recordaba la expulsión directa del porche por parte de James desde detrás de la puerta, aduciendo que no podían verles juntos, por seguridad. Sin embargo, ahora estaban al lado el uno del otro, en zona poco neutral.
Aquel híbrido de local de ocio y restauración de tres pisos repleto de personas, no era lo que se podría considerar como lugar seguro atendiendo al criterio del violinista.

-¿Qué tal Jana Abbot?-preguntó con cierto cinismo al hacerlo.
-Bien...pero...¿no se supone que no podemos hablar?- insistió en interrogarle en voz baja evitando aparentar que mantenían una conversación- o ¿que no pueden vernos juntos?, aunque no entiendo muy bien por qué, puesto que ahora...

Sin ningún tipo de tapujo James interrumpió su discurso.

-Ahórratelo. Aquello solo es en el caso de que nuestros encuentros sean intencionados. Si son casuales, como el de hoy, no existe problema alguno de intercambio conversacional, si es lo que te preocupa- explicó.
-Bien, me alegra saber algo más.
-Ya has hablado con él, ¿verdad?- preguntó tímidamente intentando que ninguna persona más les escuchase y pudiese hilar el sentido de su conversación.
-¿Cómo sabes...?
-No puedo responderte a eso ahora mismo, pero podemos seguir hablando después. ¿Vas hacia casa?
-Sí... De acuerdo...- contestó confusa.
¿Tenía otra opción si quería poder comenzar a encajar las piezas de aquel puzle?




Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
El paseo matutino 1
El paseo matutino...2
La señora Abbot y cuando el tú...
Apresúrate Mafalda, tú deberías evolucionar más que nadie.
Un violinista en mi tejado 1
¿Un violinista en mi tejado..2?
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II
La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.



"Not me, I'm never lost control".
The man who shold the world
Bowie, D.
1999.


-¿A qué tipo de supuesto práctico se refiere?- preguntó con extrañeza.
-Confíe en mí-respondió.
-¿Por casualidad no querrá llevarme a la sesión en una panadería? Sé que suena extraño, pero ya sabe que mi "trastorno" se permite esas licencias.

El Doctor Quant la escuchó ojiplático primero, asombrado e intrigado después. No estaba seguro de cómo lo había conseguido, pero aquello era exactamente la clase de cosas que convertía sus hipótesis en conclusiones tangibles y veraces.

-¿Cómo sabía eso?- interrogó extrañado finalmente.
-No lo sabía, tiene usted una bolsa de pan en las manos- contestó. 
Sin embargo, en ese particular lenguaje corporal de Jana ambos eran conscientes de que ocultaba cosas.
Fuente imagen: Anchor studio
-Creí que...
-¿Qué lo había adivinado? ¿Qué le leía la mente? Doc, creo que mis visitas van a trastornarle a usted también- expresó con una risa forzada.
-Oh, comprendo...sí, sí, claro. Admito que pueda estar un poco sugestionado. Detrás de usted- Le dijo alargando la mano como invitándola a comenzar el camino.
-y ¿queda muy lejos la panadería?
-No, apenas a un par de manzanas de aquí- contestó ensimismado en sus pensamientos que retrocedían repasando varias de sus conversaciones.

Intentó que no se le notase mucho, porque el Doctor Quant llevaba largo tiempo aceptando el hecho de que aquella mujer evolucionaba mentalmente más que el resto de los humanos, al menos de todos los que él conocía. Todos menos, Tau. Otros pacientes daban un perfil suficiente. Transcurridas varias sesiones se descartaba dicha habilidad. La mayoría, trastornos fácilmente diagnosticables: bipolares, personalidad múltiple, trastorno delirante mezclados con delirios de grandeza u otras subdivisiones. La señora Abbot, por el contrario mostraba razonablemente la aceptación de su "trastorno" buscando la integración y la superación del mismo, abierta a la posibilidad de tratamiento. En términos generales ¿qué loco admite estarlo? Piénsenlo. Tómense unos minutos. ¿Ya? Sigamos.
Algo así le ocurría al panadero, cuando acudió a su consulta.
Ambos pacientes comenzaron las sesiones con actitud voluntariosa y colaborativa. Al conocerla a ella, cuasi de inmediato,  reconoció un patrón e inmediatamente pensó en Tau y pensó también por ello en la necesidad de un encuentro pseudocasual que pudiese ayudar a la señora Abbot. ¿Cómo? Ese era un terreno inexplorado....

LA SEÑORA ABBOT Y EL PAN O DE CÓMO HAY QUE HACER CASO A LAS SEÑALES(I).

Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
El paseo matutino 1
El paseo matutino...2
La señora Abbot y cuando el tú...
Apresúrate Mafalda, tú deberías evolucionar más que nadie.
Un violinista en mi tejado 1
¿Un violinista en mi tejado..2?
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones


Llamó al timbre varias veces. No respondió nadie. Había quedado allí con él, ¿entonces?
Al girar la cabeza se percató de que había  un mendrugo de pan mostrando la parte menos atractiva, en el suelo. Un mendrugo pequeño, ennegrecido y revenido por el tiempo que debió pasar antes de que estuviese en esas condiciones. ¿Pan?, pensó Jana. ¿Qué va a pasar con el pan?, se preguntaba.
El Doctor Quant, no contestaba y comenzaba a impacientarse. Cuando hubo consumido los últimos minutos de paciencia que le quedaban en el minutero, se escuchó por el telefonillo:

-Un momento, señora Abbot, bajo a por usted.
-¿Cómo que baja?
No es escuchó nada más.

Fuente: lucky978.devianart.com
En ese momento el guantazo que le propinó a su olfato un olor a quemado inconcebible fue tremendo. Miró a izquierda, derecha, arriba y abajo. Perpetró todas las posiciones brujulares para consultar a través de su escáner visual si se veía alguna columna de humo por los alrededores. Negativo. Mafi, no le daba noticias. Su visión aumentada descansaba plácidamente sin mantenerla informada o darle pistas. Qué ¿de vacaciones?, se preguntó así misma con sorna. Pero su pequeña mota instalada en el ojo izquierdo no respondía. Ni una señal ni media de aumento visual.
Sin embargo, el olor se hacía más intenso.

-Buenas tardes Jana- dijo el Doctor Quant saliendo del edificio con expresión extraña.
-Buenas tardes Doc.
-Pareces inquieta. ¿Te pasa algo?
-Huelo a algo quemado, y eso no es una buena señal, aunque si bien lo pienso, no es señal siquiera. Mafi debería estar en activo, pero no...- expresó murmurando.
-¿Qué...olor a quemado? Yo no huelo nada.
-¿Seguro? Porque huele en exceso. Deberíamos llamar a la policía, claudicó convencida mientras rebuscaba en su bolso para encontrar el teléfono móvil.

Cuando se propuso marcar el teléfono de emergencias se dio cuenta de que tenía activada la ubicación a través del botón de GPS. Ella, nunca activa dicho botón. Y su mente comenzó, sin siquiera ayuda de Malda, a construir sus particulares relaciones. Piensa rápido... piensa rápido, vamos Jana...pan, quemado, GPS. El GPS te indica donde estás tú, pero también donde puedes ir o a donde vas...pero ¿y el pan? El pan lo venden en panaderías ¿quemado? ¿Vamos a una panadería en la que queman pan? ¿Qué es lo que se quema? ¿Por eso huele a quemado? ¿Se va a quemar una panadería?...

Mientras sus elucubraciones iban en aumento, el Doctor Quant, cuyas manos permanecían anudadas a su espalda se desligaban. El doctor llevaba una exquisita bolsa de pan elaborada en punto de ganchillo color crudo. ¿Quién lleva todavía bolsas de pan? es más, ¿por qué lleva una mi psiquiatra?, se siguió preguntando.

-Bien Jana ¿te parece que hoy probemos un supuesto práctico diferente?- intervino acertadamente Eliot Quant elevando la ceja derecha levemente.






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