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Y te parecerá bien que camine
introduciendo en los confines apriorísticos
los conceptos relacionales
nunca antes ofertados.

Y te parecerá bien que
la misiva a volver me sea
la moneda de cambio,
el oro pulido de los egipcios.

Te parecerá bien que pase la lengua
por las alturas de esas combinaciones inexactas,
o ladee los ojos al alcanzar campos
integrales,
inusuales.

Te parecerá bien porque he encontrado
el perfecto equilibrio
el punto de ebullición,
he nadado por el desierto
y vi al cordero cuyo vientre materno
emite la vaguedad y la abstracción...

Te sonríes al aparecer porque
he tocado las ecuaciones sobre los
movimientos de masas,
la raíz cuadrada de la probabilidad,
la implosión al precipicio de la resolución de la paradoja,
el sustrato inmaterial de la materia...
...
y
sonrío contigo
porque...
lo he comprendido.

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