Desde hace más de cincuenta años, los científicos de todo el mundo especialistas en biología evolutiva han estudiado el caso de la gallina de los huevos de perla.
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En 1956, en una granja de huevos de gallinas blancas, en Bill Falls, Wisconsin ocurrió un hecho singular.
Sus gallinas, ponedoras en libertad, comenzaron a ofrecer huevos aptos para el consumo humano, incluyendo un pequeño obsequio para los compradores: una perla dentro de ellos.
Sí, sí, han leído bien. En cada uno de los huevos que el consumidor cascaba, se encontraba una diminuta gema, de alta calidad.
Este hallazgo pudo conocerse gracias a que, la casualidad de los acontecimientos quiso que a una analista de laboratorio, en un precioso día soleado en el que se encontraba de vacaciones, se le antojase una tortilla francesa con queso cheddar.
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La descubridora del caso las apartó, las lavó con mimo y las mandó analizar en el laboratorio del que, también, por casualidad, era accionista.
Inmediatamente se llegó a la conclusión: eran perlas. Auténticas perlas naturales.
El caso saltó a los medios de comunicación, como no podía ser de otra forma, gracias a la filtración de la grabación de la llamada de teléfono desde el laboratorio de análisis a la universidad estatal de Wisconsin. Y ustedes preguntarán ¿y a quién podía interesarle la escucha entre laboratorios e universidades? No lo sabemos, ¿o sí? Sea como fuere, este no es el caso que nos ocupa hoy.
Inmediatamente, los expertos en biología evolutiva, se pusieron manos a la obra. Las hipótesis volaban por encima de sus cabezas. Todos se las cogían con las manos ante tal hallazgo. ¿Cómo era posible que de los huevos saliesen dichas esferas de nácar si precisamente emergen del mar y sus moluscos? ¿Qué la madre naturaleza, caprichosa ella decidía que ya no serían los únicos responsables de dicha maravilla? ¿Sería un efecto colateral de la aceleración genética?
Esta última pregunta era difícil de contestar puesto que, en el fondo, todos los investigadores universitarios especialistas en la materia, sabían, por fuentes fidedignas, que la aceleración genética era, por aquella época, una hipótesis de trabajo muy lejana1.
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Los mismos fondos privados que se ocuparon de encontrarla, ahora, pretendían su compra, cosa a la que, no accedieron los propietarios, aduciendo, y cito palabras textuales " que si dejaban la granja ¿a dónde iban a ir?".
Los propietarios, granjeros trigeneracionales no quisieron ni escuchar hablar de vender aquella propiedad y su explotación avícola, aunque si accedieron, por un módico precio (que haría que las siguientes tres generaciones no volviesen a tener que preocuparse por el dinero) a que su latifundio fuese objeto de investigación sobre el terreno. La única cláusula condicionante: no modificar el entorno permitiendo que los animales siguiesen campando a su anchas.
Así se hizo.
Durante los diez años siguientes, infinitud de investigadores acudieron a aquella explotación a dilucidar qué estaba ocurriendo. Las perlas se producían en los moluscos y la antinaturalidad en aves colocaba a la comunidad científica en posición incómoda por su falta de respuestas ante tamaña transgresión de la realidad.
y ¿qué fue lo que encontraron tras las técnicas de estudios más sofisticadas?
Para poder contestarles a esta pregunta y otras cuestiones, permanezcan atentos a la segunda entrega de "El misterio de la gallina de los huevos de perla" que aparecerá próximamente en sus pantallas.
y ¿qué fue lo que encontraron tras las técnicas de estudios más sofisticadas?
Para poder contestarles a esta pregunta y otras cuestiones, permanezcan atentos a la segunda entrega de "El misterio de la gallina de los huevos de perla" que aparecerá próximamente en sus pantallas.
1. Tanto, que rozaba la ciencia-ficción y por ello, la opción era considerada más como un caso de alteración mental de los pocos investigadores que la llevaban a cabo, que como una opción válida a tener en cuenta.Empeño que, incluso algunos compañeros de profesión concluían, casi con toda seguridad, daría al traste sus prometedoras carreras en I+D+I en el futuro inmediato.