Este relato forma parte de una serie de relatos denominados "Pincha aquí".
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—Manuela, no seas así, mujer... ¿Por dónde íbamos? –insistí preguntando mientras dirigía mi mirada hacia el cielo.
Sigo. Pues, mi padre y mi madre se tomaron la pastilla sin pestañear. Sin embargo, para hacérnoslas tragar a nosotros dos, preguntaron a mi tía si era absolutamente necesario.
—Los niños sobre todo —respondió—. Has dicho que confiabais en mí—. Y zanjó el asunto con una seriedad inconcebible.
Cuando hubo corroborado que nos habíamos tomado cada uno nuestra dosis en forma de remedio de botica, entregó una carta a mis padres.
—¿Una carta? ¿Qué ponía?¿Y tu padre no la intentó abrir ahí mismo?
—Al parecer, me contó que sí. Su primer impulso fue precisamente ese. Pero en el reverso, escrito de puño y letra de mi tía Paula, indicaba que la abriésemos en unos días y, fuera de casa. A ser posible en algún lugar en el que ni hubiesen teléfonos, ni ningún elemento tecnológico. Y que, si, a ella le pasaba algo que supiésemos que era por el contenido de la carta.
Creo que ahí mismo pensó que mi tía Paula se había vuelto loca y que nosotros pagaríamos las consecuencias de su falta de lucidez. Pero mantuvo la calma milagrosamente. Intentó que no notásemos nada. Lo consiguió porque nosotros seguíamos así de felices jugando con la pelota mientras ellos tuvieron esa conversación y no recuerdo nada de aquello. Lo que te cuento es porque mi padre me lo contó a mí. Mi madre jamás mencionó aquella excursión. Nunca más. Mi tía Paula murió dos años después en un accidente de coche cuando se encontraba de vacaciones en Roma.
—¿Qué? ¿¡Mataron a tu tía!? —exclamó echándose la mano a la boca para disimular su estupefacción.
—Eso es. Lo has deducido, ¿verdad?
—¡Tú me dirás! Trabajaba en un laboratorio...os hace tomaros una pastilla misteriosa. ¡Oh! Aquí hay una enorme historia...pero, ¿por qué me lo cuentas? Lo veo muy peligroso, sobre todo para ti.
—Te lo cuento ahora porque ha pasado mucho tiempo y porque sé que la prensa tiene mucho poder. Si esto sale a la luz, no podrá pasarme nada. Y si pasa, se puede seguir profundizando en el tema.
—¿Quieres decir que aquello te puede arrastrar? Pero, pero...¿qué era lo que contenía la carta?—titubeaba Manuela sin poder reaccionar.
Aprovechando su estupefacción eché mano a mi bolsillo trasero del pantalón. Llevaba una copia en mi cartera de parte del texto... (La original completa permanecía en una caja de seguridad de un banco de un paraíso fiscal. Y al menos que yo supiese, existían varias copias más repartidas por diversos lugares por el mundo).
—Léela tú misma—dije desplegando el folio como si mostrase un alijo de diamantes en bruto—. Creo que puedes sacar de aquí el hilo para el inicio de tu investigación.
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t.van gieson |
Querido hermano:
En 2020 habrá un aumento considerable de esquizofrenia paranoide. En todo el mundo serán 259 millones de casos de los que morirán la mayoría. Y eso solamente en países occidentales. Cada esquizofrenia tendrá daños colaterales que afectarán a la población mundial de maneras diversas (las redes sociales han milimetrado nuestros perfiles pscicológicos a un nivel muy peligroso. Saben nuestros miedos, nuestras fobias y todo lo que se necesita saber para dirigirnos hacia donde quieran llevarnos).
Dos años más tarde habrá un brote mundial de casos de cáncer de pulmón, páncreas y de piel en la que se ha previsto la muerte de exactamente 452,689 personas en todo el planeta, para que no sea muy escandaloso. Esto con la connivencia de farmacéuticas, gobiernos e infraestructura hospitalaria. Pública y privada.
Una década después, surgirá una enfermedad nueva de la que no habrá cura oficial hasta pasados tres años desde el primer caso detectado. Pero la cura la tienen ya. Os lo puedo asegurar. Es una alteración genética que afectará neurológicamente a millones de personas y las dejará en estado vegetativo. En este caso se han previsto la cantidad de 690,231 muertes en total ¿Cómo lo sé? No, no soy adivina, ni me he vuelto loca. La píldora que os habéis tomado es un antídoto. Por eso sé de buena tinta que está testado, aprobado y guardado a buen recaudo. Es horrible, Carlos...porque esas enfermedades han sido diseñadas por un equipo interdisciplinar en el que colaboran todos los gobiernos actuales aunque con estrategia estanca. (Nadie sabe quiénes son los otros).
Como habrás podido deducir, formo parte del equipo y mi grupo se ha encargado de diseñar la cura para todo lo que te he comentado antes. Al parecer nos tocó la investigación del nivel A (a las que menos probabilidades hay de sobrevivir). La población civil (la población ajena a lo que está ocurriendo) no puede escapar. Si deciden activarla, morirán.
Los portadores, el elemento detonador... es inimaginable. Hasta yo misma quedé en shock cuando lo supe. ¡Son pequeñas partidas de insectos! Mosquitos, moscas, tábanos...¿puedes creértelo?
Desde hace más de cinco años están siendo cultivados para ser portadores de estas enfermedades de forma latente. Si te pica uno, una pulga o cualquier otro insecto es probable que te conviertas en portador. Con lo que se consigue, siendo cínicos, una estupenda y rigurosa forma de controlar la población mundial según interese a los poderes fácticos. ¿Lo has entendido? ¡Activarán y desactivarán según conveniencia! Si se encuentra dentro del sector de la población interesada y se cumple el perfil farmacológico, o social o antropológico, vete tu a saber...¡serás activado!
Pero podéis estar tranquilos. A vosotros no os afectará. La píldora que habéis tomado, como os he dicho, inhibe la activación. Es complicado de explicar, pero, al menos, de las enfermedades que os he descrito, vosotros estaréis a salvo. No sé cuántos equipos científicos están trabajando en el resto, ni si hay otros niveles a menor escala de otras enfermedades, pero sé que el nivel A es el único que elimina a los individuos activados con un error del 0,09 %. Información muy peligrosa y demasiado valiosa para ser conocida.
Te pido que no me juzgues. Me metí en esto creyendo que era otra cosa y, cuando quise darme cuenta ya era demasiado tarde para salir sin sufrir ningún daño. Te digo esto porque ahora viene lo más complicado de aceptar. Cuando acabemos el trabajo seguramente nos pase algo. No te alarmes. Estoy concienciada a morir, por casualidad. Pero, si eso ocurriese, que sepáis que os quiero con locura. Mis niños...solo de pensarlo... No te alarmes. Y te voy a pedir, como hermano que te considero, que no hagas nada al respecto si a mí me pasa algo. Corréis un grave peligro si lo hacéis. Por favor, no hagas nada. Confío en vosotros, y confío en que pensaréis en el bien de los chicos...