PACIENCIA, EL FLUJO DEL AGUA Y EL BRAZO INQUEBRANTABLE DEL SENTIDO COMÚN

Todo el mes de agosto fue un viaje interminable al pasado, a las murallas más altas de la península, a la calle del infierno y a la vista del acantilado del fin del mundo.

Treinta días de mantenimiento del statu quo. Ni regalo de cumpleaños, ni una novedad en el horizonte, ni el pálpito tubular de una parada acuática hicieron que el descanso vacacional supusiese tal descanso.

Fuente: play-the-game.tumblr.com

El momento de vuelta del paseo en autocar de Este a Norte culminó, además, con el obsequio de un bonito atasco dialéctico entre, desde, para, por, sobre y tras las cañerías. Y allí que fui yo, con mi kit de desatasco. Empecé entrando a lo grande, cual elefante en cacharrería, pero la paciencia no se transforma en virtud hasta que tu consciencia la identifica como necesaria. 

Título: Tuffo

En menos de dos semanas comprendí que el agua fuerte realiza la limpieza de la primera capa ofreciendo una montaña de espuma y olor putrefacto, pero no es lo mejor para este tipo de tapones. Como el problema persistía, seguí el consejo de varios expertos fontaneros que vociferaban remedios caseros en la Plaza Mayor virtual de nuestro tiempo. "Y si el atasco perdura, eche bicarbonato, vinagre y sal pura". Después de doscientos treinta y siete intentos infructuosos con dichos remedios en las que el agua seguía estancada y burbujeante comenzó el ritual a dos bandas. Brazo izquierdo y derecho con sendos desatascadores.

Como no obtuve la fluidez deseada al desaguar, el sentido común indicaba la única vía para la amnistía: desmontar el sifón de la pila principal. Sí, esa en la que nos aseamos (cara y manos sobre todo. Algunos incluso uñas...). Comprobé que existían muchas partes de este cuarto de baño que demandaban cambios. Empezando por un sifón que adaptase las juntas con la cañería en un ángulo de 45º. ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de acoplar un sifón recto a una tubería inclinada  ascendente? 

Desmontado el sifón comprobé que la tubería tenía restos de cal...¿¡restos de CAL!?¿Perdón? Busqué información al respecto para averiguar cómo actúan los fontaneros profesionales ante este tipo de incidentes pero no encontraba nada en referencia a mis intereses inmediatos. Los algoritmos de búsqueda me ofrecían, eso sí, la solución al problema del terremoto en Marruecos. Al parecer, si la cal hubiese formado parte de las construcciones, no estarían hablando de tanta destrucción. ¿Qué? La magia de la correlación sigue haciendo sus propias cábalas, a mí no me miréis... Pues, bien, corregido el ángulo, adquirido el sifón correcto y 7 botellas de antical en spray aplicadas con dos o tres días de diferencia en todos los orificios de salida junto al bombeo de aire en desagües de bañera, pila y bidet con ambos brazos y mucho sentido común, obtuvieron sus primeras respuestas: un puñado de placas calcáreas en formas diversas que se pudieron sustraer a través de la pila de manos. Avanzada la desCALcificación de las tuberías, todavía la rapidez del desagüe del líquido que nos permite vivir no era lo suficientemente convincente. 

Fuente: thisiscolossal.com

Proseguí con otras estrategias. Ahora al bombear el desatascador en la pila, el agua borboteaba cristalina (eso sí) en bañera y bidé.  ¿Qué podía hacer? ¡Tenía que encontrar la solución! Estaba claro que había algún tipo de tapón desconocido que evitaba que se vaciase el agua como debía. ¿Qué queréis que os diga? Soy consciente de mí, de ti y de la peligrosidad de la filosofía académica. Te hace pensar, repensar, volver sobre argumentos que creíste inválidos...girar y voltear las ideas sobre sí mismas hasta visualizar el ángulo perfecto que te dé la solución.

Volvía a la carga y a internet. Esta vez, al investigar sobre los posibles motivos, los algoritmos me mostraban que el poder de la naturaleza y los malos ingenieros de presas canales y puertos pueden tener consecuencias letales. ¡Toma ya!¡Que viva el sentido común en la programación informática!

A  estas acciones, y después de la reflexión profunda que me otorgaba el conocimiento de causa adquirido tras la expulsión de las piedras calcáreas de mis cañería, sumé el taponamiento de los orificios que pude con más estrategia y cinta de embalar. Parecía que la presión para el desalojo comenzaba a dar sus frutos. El agua afluía tímida, pero daba la sensación de que con un grado más de velocidad.

Fuente: salzmanart.com

Dejé en paréntesis futuras acciones durante cuatro días.  El miércoles pasado, mientras escuchaba de fondo la investidura, decidí retomar la estrategia de aplicación inicial. El salfumán como salvaman. Compré otra botella de agua fuerte, enfundé mis manos en guantes de látex, me coloqué las gafas de buzo que suelo utilizar para practicar natación y todo f(l)u(i)-yó...f(l)u(i)-yó...


Versión mejorada de la IA


Todo el mes de agosto fue un viaje interminable al pasado: a las murallas más altas de la península, a la calle del Infierno y a la vista del acantilado del fin del mundo.

Treinta días de mantenimiento del statu quo. Ni regalo de cumpleaños, ni novedad en el horizonte, ni el pálpito tubular de una parada acuática lograron que el descanso vacacional supusiera tal descanso.

El regreso del paseo en autocar —de este a norte— culminó, además, con el obsequio de un bonito atasco dialéctico entre entre, desde, para, por, sobre y tras las cañerías. Y allí fui yo, con mi kit de desatasco. Empecé entrando a lo grande, cual elefante en cacharrería, pero la paciencia no se transforma en virtud hasta que la conciencia la identifica como necesaria.

En menos de dos semanas comprendí que el agua fuerte limpia la primera capa, ofreciendo una montaña de espuma y un olor putrefacto, pero no es lo más indicado para este tipo de atascos. Como el problema persistía, seguí el consejo de varios fontaneros expertos que vociferaban remedios caseros en la plaza mayor virtual de nuestro tiempo: «Si el atasco perdura, eche bicarbonato, vinagre y sal pura». Tras doscientos treinta y siete intentos infructuosos —con el agua aún estancada y burbujeante—, di comienzo al ritual a dos bandas: brazo izquierdo y derecho, cada uno con su desatascador.

Al no lograr la fluidez deseada al desaguar, el sentido común marcaba la única vía hacia la amnistía: desmontar el sifón de la pila principal, aquella en la que nos aseamos —cara y manos, sobre todo; algunos incluso las uñas—. Comprobé entonces que muchas partes de ese cuarto de baño demandaban cambios, empezando por un sifón que adaptara las juntas con la cañería en un ángulo de 45°. ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de acoplar un sifón recto a una tubería inclinada ascendente?

Al desmontarlo, descubrí que la tubería tenía restos de cal. ¿¡Restos de cal!? ¿Perdón? Busqué información sobre cómo actúan los fontaneros profesionales ante este tipo de incidentes, pero no hallé nada relacionado con mis intereses inmediatos. Los algoritmos de búsqueda, en cambio, me ofrecían la solución al problema del terremoto en Marruecos. Al parecer, si la cal hubiera formado parte de esas construcciones, no estarían hablando de tanta destrucción. ¿Qué? La magia de la correlación sigue haciendo sus propias cábalas; a mí no me miréis…

Pues bien: corregido el ángulo, adquirido el sifón adecuado y aplicadas siete botellas de antical en spray —con dos o tres días de separación— en todos los orificios de salida, además del bombeo de aire en los desagües de bañera, pila y bidé con ambos brazos y mucho sentido común, comenzaron a aparecer las primeras respuestas: un puñado de placas calcáreas de formas diversas, que pude extraer a través de la pila de manos. Avanzada la descAlcificación de las tuberías, la rapidez con la que el líquido que nos permite vivir se evacuaba aún no resultaba del todo convincente.

Proseguí con otras estrategias. Ahora, al bombear el desatascador en la pila, el agua borboteaba cristalina —eso sí— en la bañera y el bidé. ¿Qué podía hacer? ¡Tenía que encontrar la solución! Estaba claro que había algún tipo de tapón oculto que impedía el vaciado adecuado del agua. ¿Qué queréis que os diga? Soy consciente de mí, de ti y de la peligrosidad de la filosofía académica. Te hace pensar, repensar, volver sobre argumentos que creíste inválidos… girar y voltear las ideas sobre sí mismas hasta visualizar el ángulo perfecto que te dé la solución.

Volví a la carga y a internet. Esta vez, al investigar sobre los posibles motivos, los algoritmos me mostraban que el poder de la naturaleza y los malos ingenieros de presas, canales y puertos pueden tener consecuencias letales. ¡Toma ya! ¡Que viva el sentido común en la programación informática!

A estas acciones, y tras la reflexión profunda que me otorgaba el conocimiento de causa adquirido con la expulsión de las piedras calcáreas de mis cañerías, sumé el taponamiento estratégico de los orificios que pude, auxiliado de cinta de embalar. Parecía que la presión para el desalojo empezaba a dar frutos: el agua afluyó tímida, aunque con la sensación de que necesitaba apenas un grado más de velocidad.

Dejé en suspenso futuras acciones durante cuatro días. El miércoles pasado, mientras escuchaba de fondo la investidura, decidí retomar la estrategia inicial. El salfumán como salvamán. Compré otra botella de agua fuerte, me puse los guantes de látex, me coloqué las gafas de buceo que suelo utilizar para practicar natación… y todo f(l)u(i)-yó… f(l)u(i)-yó…


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The whole of August was an endless journey into the past—to the highest ramparts of the peninsula, down Hell’s Lane, and out to the cliff-edge view of the world’s end.

Thirty days of statu quo maintenance. No birthday gift, no novelty on the horizon, not even the hollow throb of a promised waterside stop managed to make the holiday feel like a proper rest.

The return leg of my east-to-north coach trip capped it all off with a rather elegant dialectical jam—between, from, for, through, over, and after the pipework. And there I went, armed with my unblocking kit. I charged in like a bull in a china shop, though patience doesn’t become a virtue until your conscience recognises it as necessary.

Within less than a fortnight, I realised that caustic drain cleaner strips away the top layer well enough, producing a mountain of foam and a putrid stench—but it’s far from ideal for this kind of blockage. Since the problem persisted, I followed advice from several expert plumbers loudly dispensing DIY remedies in the virtual marketplace of our age: “If the clog lingers, pour in baking soda, vinegar, and pure salt.” After two hundred and thirty-seven unsuccessful attempts—water still stagnant and bubbling—I initiated a two-handed ritual: left arm, right arm, each wielding a plunger.

When I still couldn’t achieve the desired flow, common sense pointed to the only path to amnesty: dismantling the sink’s main trap—the very one we use to wash our faces and hands (some even their nails). I soon discovered that much of this bathroom demanded upgrades, starting with a trap that could align its joints with the pipework at a 45° angle. Who on earth thought it wise to fit a straight trap onto an upward-sloping pipe?

Once disassembled, I found limescale residue inside the pipe. Limescale? Excuse me? I looked up how professional plumbers handle such cases, but found nothing relevant to my immediate dilemma. Instead, search algorithms offered solutions to the Morocco earthquake. Apparently, if lime mortar had been used in those buildings, the destruction wouldn’t be so severe. What? The magic of algorithmic correlation keeps spinning its own prophecies—don’t look at me…

Anyway: angle corrected, proper trap installed, and seven bottles of descaling spray applied—spaced two or three days apart—to every outlet, plus vigorous air-pumping through the bath, sink, and bidet drains using both arms and ample common sense. The first results emerged: a handful of oddly shaped limescale plaques, extracted cleanly through the hand basin. Yet even after this desCALcification campaign, the flow of the very liquid that sustains us remained unconvincingly sluggish.

I pressed on with new tactics. Now, when I plunged the sink, the water gurgled—crystal clear, mind you—from both bath and bidet. What else could I do? I had to find a solution! Clearly, some hidden obstruction was preventing proper drainage. What can I say? I’m aware of myself, of you, and of the peril of academic philosophy. It makes you think, rethink, revisit arguments you dismissed as invalid—twist and turn ideas upon themselves until you glimpse the perfect angle that unlocks the answer.

Back I went—to the task and to the internet. This time, my search into possible causes returned articles about how nature’s force, combined with inept engineers of dams, canals, and harbours, can have lethal consequences. Brilliant! Long live common sense in software design!

To these actions—and following the deep reflection afforded by my newfound, hard-won understanding after expelling those calcified stones from my pipes—I added a more strategic approach: sealing every accessible outlet with packing tape to build pressure. It seemed to work—water began to trickle through, tentatively, yet with the hint of one extra degree of speed.

I put further action on hold for four days. Last Wednesday, while the investiture played softly in the background, I decided to return to my original strategy. Sodium hypochlorite as saviour. I bought another bottle of caustic drain cleaner, slipped on latex gloves, fitted my swimming goggles—and everything f(l)u(i)dly… f(l)u(i)dly… flowed.


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精校现代汉语译文(中国大陆语境)

整个八月,仿佛一场永无止境的回溯之旅——去往半岛最高的城墙,穿行于“地狱街”,伫立在世界尽头的悬崖边眺望。

整整三十天,不过是维持现状的循环。没有生日礼物, horizon 上不见新意,就连水边小憩那点空泛的期待,也未能让假期真正成为休憩。

从东向北的长途大巴刚一返程,命运便又赠我一份“厚礼”:一场发生在管道之间的语义堵塞——“在……之间”“从……出发”“为了……”“经由……”“关于……”“继……之后”,统统卡在排水管里。而我,只得拎着疏通工具上阵。初时莽撞如闯入瓷器店的大象,但耐心唯有被意识认作必需时,才真正成为美德。

不到两周,我便明白:强力疏通剂虽能冲开表层污垢,泛起一堆泡沫,散发阵阵腐臭,却并非对付此类堵塞的良方。问题依旧,我转而听从几位“ plumbing 达人”的建议——他们在我们这个时代的虚拟市集上高声兜售民间偏方:“若堵塞 persist,就倒小苏打、白醋,再加点粗盐。”
两百三十七次尝试后,水仍 stagnant、冒泡,毫无进展。于是,我开启了双手作战模式:左手一个搋子,右手一个搋子。

排水依旧不畅,常识告诉我,唯有彻底解决才能获得“ amnesty”:拆下主水槽的存水弯——就是那个我们每天洗脸洗手(有些人连指甲都洗)的地方。检查后发现,这间浴室许多部件亟需更新,首当其冲的,就是那个以 45 度角连接管道的存水弯。谁会蠢到把一个直筒存水弯硬接在向上倾斜的管道上?

拆开之后,竟发现管道内壁结满水垢——水垢?!什么?!我赶紧上网查专业 plumbers 遇到这种情况会怎么处理,却始终找不到对症的信息。算法倒是热心地推送了摩洛哥地震的解决方案——据说,若当年建筑用了石灰砂浆,或许不至于损毁至此。哈?算法的“相关性魔法”总爱自说自话,别看我……

罢了。角度已调,新存水弯已装,七瓶除垢喷雾分两三天间隔喷入所有排水口,再配合双臂奋力向浴缸、面盆、妇洗器下水道打气。终于,第一批“战利品”现身:几块形状各异的石灰沉积物,竟从面盆口顺利掏出。管道“脱钙”工程初见成效,可那维系我们生命的水流,依旧流得不够痛快。

我继续尝试新策略。如今一压搋子,浴缸和妇洗器里便传来清亮的汩汩声——可问题仍未根除。怎么办?我必须找到答案!显然,某处藏着一个看不见的堵塞点,阻碍水流畅通。还能说什么呢?我清楚自己,也明白你,更深知学院派哲学的危险:它逼你思考、再思考,反复掂量那些曾被你判为无效的论点,将念头不断翻转,直到找到那个能豁然开朗的完美视角。

再度上网深挖,算法却给我推了“自然伟力与水利工程师失职如何酿成灾难”的深度报道。妙啊!但愿编程界也能多些常识!

至此,结合此前清理水垢所获得的切身体悟,我更进一步:用打包胶带精准封堵所有可及的排水口,以增强内部压力。似乎初见成效——水流虽仍羞怯,但明显快了一分。

我暂停行动,静观四日。上周三,听着电视里新首相的就职演说,我决定重拾最初方案——次氯酸钠,即我的救星。再买一瓶强力疏通剂,戴上乳胶手套,套上平日游泳用的潜水镜……一切**顺(l)畅(i)……顺(l)畅(i)……**而去。


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Отредактированный перевод на современный русский язык

Весь август превратился в бесконечное путешествие в прошлое — к самым высоким стенам полуострова, на улицу Ада и к обрыву, откуда виден край света.

Тридцать дней поддержания статус-кво. Ни подарка на день рождения, ни намёка на что-то новое на горизонте, ни даже тусклого предчувствия остановки у воды — ничто не сделало отпуск по-настоящему отдыхом.

Возвращение с автобусной экскурсии — с востока на север — завершилось, ко всему прочему, изящной диалектической пробкой: между, из, для, через, о и после труб. И вот я уже стою с набором для прочистки. Ворвался, как слон в посудную лавку, но терпение становится добродетелью лишь тогда, когда сознание признаёт его необходимым.

Меньше чем через две недели я понял: «Крот» или другая щелочь отлично справляется с верхним слоем засора — образуется гора пены и воняет так, что держись, но для такого типа пробки это не лучший выбор. Проблема не исчезала, и я последовал совету «профессиональных сантехников», которые на виртуальной Красной площадке нашего времени громогласно проповедовали народные средства: «Если засор не проходит — засыпьте соду, влейте уксус и добавьте чистую соль».

После двухсот тридцати семи безуспешных попыток — вода по-прежнему стояла, пузырилась, но не уходила — я перешёл к двухручной тактике: левая рука с вантузом, правая — с другим вантузом.

Поскольку желаемой流畅ости (плавности стока) так и не добился, здравый смысл указал единственный путь к «амнистии»: разобрать сифон основной раковины — той самой, в которой мы моем лицо и руки (а некоторые даже ногти). Выяснилось, что многое в этой ванной комнате требует замены, начиная с сифона, который должен соединяться с трубой под углом 45°. Кому, чёрт возьми, пришло в голову вставлять прямой сифон в наклонную восходящую трубу?

Разобрав его, я обнаружил внутри известковый налёт. Известковый налёт?! Простите? Я стал искать, как с таким справляются настоящие сантехники, но ничего по делу не находилось. Зато алгоритмы щедро предлагали решения проблемы землетрясения в Марокко. Мол, если бы в тех зданиях использовали известь, разрушений было бы не так много. Что?! Магия корреляции продолжает творить свои собственные гадания — на меня не смотрите…

Ладно. Угол исправлен, правильный сифон куплен, семь баллончиков антиналётового спрея распылены — с интервалом в два-три дня — во все сливные отверстия, плюс я усиленно нагнетал воздух в сливы ванны, раковины и биде обеими руками и с изрядной долей здравого смысла. Вскоре появились первые результаты: горсть разнообразных известковых пластинок, которые удалось извлечь прямо через слив раковины. Дескальцификация труб пошла полным ходом, но скорость ухода той самой жидкости, без которой мы не живём, по-прежнему оставляла желать лучшего.

Я перешёл к новым стратегиям. Теперь, когда я давил на вантуз в раковине, вода звонко булькала в ванне и биде — но слив всё равно был вялым. Что делать? Нужно было найти решение! Очевидно, где-то скрывалась невидимая пробка, мешающая воде уходить, как положено. Что тут скажешь? Я осознаю себя, тебя и опасность академической философии. Она заставляет думать, переосмысливать, возвращаться к аргументам, которые ты считал мёртвыми… крутить и переворачивать идеи, пока не увидишь тот самый угол — идеальный, дающий ответ.

Вновь за компьютер. На этот раз поиск по возможным причинам выдал мне статьи о том, как стихия вкупе с некомпетентными инженерами-гидротехниками может привести к катастрофам. Вот это да! Да здравствует здравый смысл в программировании!

Ко всему этому — и к глубоким размышлениям, вызванным личным опытом изгнания известковых камней из моих труб — я добавил более продуманную тактику: герметично замотал все доступные сливы упаковочной лентой, чтобы создать давление. Похоже, это начало работать: вода потекла робко, но уже с намёком на дополнительный градус скорости.

Я отложил дальнейшие действия на четыре дня. В прошлую среду, пока в фоне звучала инаугурационная речь, я решил вернуться к первоначальному плану. «Туалетный утёнок» как спаситель. Купил ещё одну бутылку щелочного средства, надел латексные перчатки, нацепил очки для плавания — и всё п(l)о(l)и(l)лось… п(l)о(l)и(l)лось…

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1 comentarios

  1. Rediós. No puedo decir nada más que no sea aquello que leí hace años en un sobrecito de azúcar: "Cuando la adversidad es grande, el espíritu humano es mayor".

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