EL ARTE DE CONFITAR LA GUERRA ARREMOLINANDO TU CABELLO.
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No busques nada
excepto
sus nombres.
Incluye, para el informe,
el lugar perfecto
(despeinado remolino de un cabello sin puerto),
para el culto a lo oculto.
No busques más
ni entorpezcas la búsqueda de otros
si de tratar de captar la luz se trata.
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Pero, recuerda:
no pidas un lugar en
el podio de los invencibles si
el custodio aparato intravenoso provoca
el subsuelo perpetuo, el descalabro.
No.
Tampoco busques
sus nombres.
¿Para qué mentirle al muro a estas alturas?
Es la copia descubierta de la falta de actualización
la que os tiene lanzando piedras
y
nadie
nunca
obedecerá cerca del terreno preparado para los generales.
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La negación plausible
irá siempre por delante de un gran
coloso
diametralmente opuesto a
la suavidad contabilizada de un cepillo capilar.
No.
No busques más sus nombres
se diluyeron en el torrente sanguíneo de los olvidados.
No.
Declina invitaciones rubricadas con ausencias.
Devuelve al mundo el equilibrio ético de lo estético,
sustituye lo programado por
algún desarme ante el altar de los concupiscentes...
pero,
por encima de todo
busca el arma dispuesta a
llevar a su último peldaño la guerra ganada por
el simple hecho de
arremolinar tu cabello
sin tu consentimiento.
Fuente imagen: hulyaozdemir.tumblr.com |
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