MALDITA FILOSOF-ÍA O DE CÓMO CERRAR LA PUERTA ANTE LOS INTERROGANTES.

 ¡Malditas filósofas!¡Malditos filósofos!

¿Quién seré yo cuando tú decidas quienes seremos todos?

El paso del tiempo te acredita como notar(í)a, como notario

como inspectora o inspector de homicidios,

como liter pata y pato des(ti)t(r)uido por la calada matutina a una cigarra o un cigarro.

 ¡Malditas filósofas!¡Malditos filósofos!

¿Quién seré yo cuando decidas quiénes seremos todos?

Ese velo ignorante

contrastado por el formato épico de tu editora

será una historia de encargo

un bien sin raíz,

gel deshidratado.

¡Maldita filósof(í)a!

¿Quién serás tú cuándo yo decida quiénes seréis los otros?

¿E(s)(n)cogerás tus hombros 

cambiando de perfil y solipsismos?

¿Escucharás los ecos redefinidos por la venta ambulante de las sílabas?

¿Perfeccionarás la (ento)nación

para dejar de parecer torpe ante la brusquedad ausente

ante la audiencia de mirada perdida?

¿Quién juega a ser con quién? ¿Ya conoces la respuesta?

¡Maldita filosofía que siempre deja la puerta abierta!



Fuente: elaboración propia

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