DE DIÁLOGOS ABSURDOS EN TRIBUNALES FENIMAZIS Y DEL PLANCHAZO A FUEGO LENTO II

DE DIÁLOGOS ABSURDOS EN TRIBUNALES FENIMAZIS Y DEL PLANCHAZO A FUEGO LENTO II

-Obviamente el tribunal no va a realizar dicha acción pues podrían alegar todas las parejas que no disponen de este tipo de servicio, que a ellos también se les pagase.
-Ergo, si no lo van a hacer ¿cómo se atreven a juzgarme?
-Pero...pero...¡usted y su esposo deberían pagarse ese servicio y/o destinar una parte de sus sueldos de profesionales cualificados!- exclamó la representante con evidente desagrado.
-Eso es inviable, además de imposible-respondió tajante- mi sueldo del "profesional en mi sector" no puede estirarse más. Tampoco el de mi marido. 

La cara de estupefacción de los componentes de aquel tribunal era incluso insultante. Unos segundos después, era el caballero del grupo el que iniciaba el murmullo entre ellos para argumentar. Acabaron y la portavoz volvía al ataque.

-Pues...¡que se las planche él! ¿No lo ha pensado?

La mujer sonrió casi con inquina.

-Él se ha ofrecido y me niego. No quiero. La plancha, en mi casa... es cosa mía.

Fuente imagen:
 malepatternboldness.blogspot.com.es
Una exclamación en el consciente y en el inconsciente individual rebotaban por toda la sala forrada de madera color caoba. Aquella mujer, ella sola, estaba desatando la ira del colectivo presente.
El abogado hizo el amago de mostrar sus argumentos a favor de la realización de esta tarea concreta por parte de su defendida. Sólo con la mirada, el tribunal feminazi lo sentó de golpe y sin mover ni un solo músculo. Los ojos asesinos de mujeres al borde de la revolución feminista son, sin lugar a dudas, una de las mejores armas para atemorizar al género masculino ajeno a la revolución (y femenino, también).

-¿Es su última palabra?
-Sí.
-Entonces estamos en todo el derecho de condenarla.
-Ah ¿sí?-respondió desafiante.
-Sí. Está usted condenada moralmente por ser una piedra en el camino de la revolución feminista. Una mujer que no quiere avanzar en los puntos decididos por las mujeres. Dejar de ser esclavas en nuestra propia casa es una de las primeras reacciones que toda mujer debe tener, por el hecho mismo de ser mujer.

-Ah...comprendo...y ¿eso quién lo ha decidido? Lo del concepto de esclavitud, digo-prosiguió con una insolencia poco común.
-¿Cómo que quién? ¿Cómo que quién?-repetía indignada sin cesar la portavoz de los jueces para la liberación feminista- ¡Pues todas nosotras y muchos hombres también!
-Pero, yo no estoy incluida en el grupo. Ni he firmado ningún manifiesto de adhesión a sus puntos candentes de "supuesta revolución", señora. Es más, me parece una solemne gilipollez, si se me permite y sin ánimo de ofender....-concluyó impasible.
Fuente imagen: Flickr. Chicago geek
-¡Una gilipollez! ¿Ha dicho una gilipollez?- preguntó nerviosa girando la cara su izquierda y derecha en bucle- Pero señora, ¡es usted testaruda y muy poco transigente!¿En qué se basa para realizar tal conclusión ofensiva? ¿No comprende que las nuevas generaciones deben ver en nosotras, la generación de la transición, a mujeres fuertes y decididas a no tolerar ningún tipo de imposición?
-¿Cómo el tipo de imperativo al que me está queriendo obligar este tribunal? ¿El tipo de imposición moral que condena que las parejas sin posibilidades para tener "servicio" deben realizar cada uno sus "supuestas tareas propias"? ¿El tipo de imposición que ostenta un tribunal como  el suyo? ¡Anda pues, acabo de darme cuenta de que igual estoy más evolucionada que todos ustedes juntos! No juzgo a nadie por lo que decide hacer y mucho menos le condeno moralmente.
Permítame preguntarle señoría...es un poco indiscreta la pregunta pero...¿cobra usted igual que su compañero juez?
-Pues, ¡claro!...somos funcionarios del estado, aquí no hay discriminación que valga. ¡Para eso está el estado! Faltaría más.
-Pues...en el mundo que yo vivo, en el mundo de la empresa privada, eso no es así. En este mundo, la mujer cobra menos por hacer exactamente lo mismo. ¿Dónde está el estado en estos casos? y lo que todavía me parece peor ¿dónde están ahí los tribunales como ustedes? ¡Empiecen por ahí, y por la tolerancia cero en la publicidad, por condenar y no permitir cánones de belleza enfermizos, ni estandarizar lecturas degradantes...ni separar ideológicamente los colores, ni los deportes, ni los juguetes, ni la ropa...por ejemplo...por ejemplo..!-continuaba vociferando sin cesar- El gobierno, el estado, ustedes ¡¡¡Empiecen por ahí!!! y luego...luego ¡ya habrá momento para meterse en casa ajena, a tocar las narices!

La portavoz escuchó su reclamación sin pestañear. Al finalizar lo único que salió de su boca fue:

-Se suspende la vista hasta el próximo lunes- expresó con inquietante movimiento maxilar.

Fuente imagen: casasriegner.com
El público congregado comenzó la salida. Los murmullos se acrecentaban a medida que se acercaban a la puerta.
Su abogado la observaba sin detenimiento con cara de satisfacción.  Atreverse a justificar una acción individual con tanta vehemencia alegando argumentos globales al respecto era una táctica poco frecuente y que dejaba margen escaso al tribunal juzgador de la moral imperante.

-No me mires así- contestó ella leyéndole el pensamiento- Espera al lunes y verás. Todavía no he aportado mi punto individual al respecto.

-¿Qué quieres decir?- preguntó el abogado con cierto halo de misterio en su expresión.

Pues que esto solo han sido eslóganes, grandes frases...si ellos atacan con frases vacuas, respondo de la misma forma. Espera y verás en la próxima vista, cuando lo justifique con mi punto de vista personal...

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