LA SEÑORA ABBOT: MUCHAS PAJARITAS PARA TAN POCA ISLA DE ENAJENACIÓN MENTAL TRANSITORIA

Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II

La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.





El estado de la cuestión era el siguiente:
Fuente imagen: handsomefrank
Por un lado, la propuesta de juego nocturno de su marido la dejaba a ella libre para acudir al concierto y averiguar más cosas que pudieran darle pistas. A esto debemos sumarle que le molestaba...como decirlo... ¿enormemente...? que todos hubieran coincidido con ella en lo que se suponía un descanso veraniego.
Si no tuviese bastante con haber coincidido con  el "loco matemático-panadero" y con su vecino "el violinista compulsivo", acababa de cerrar el círculo de la incomprensión relacional. Resultaba que su psiquiatra también se encontraba de vacaciones en el crucero. ¡Hala! todos juntitos... pero... ¡se suponía que se iba a tomar un descanso de su distorsión de la realidad!
Vamos... ya lo que me faltaba, pensó soltando un suspirito leve mientras se descalzaba.

-¡A que sí!- contestó saliendo del baño- por favor...arréglame la pajarita. Soy incapaz de hacérmela-concluyó con unas gotas de sudor deslizándose por su frente tras la batalla con aquel endemoniado complemento masculino. 

-Sí ¿qué?

Jana se distrajo con sus pensamientos y perdió el hilo de la conversación con su marido(que no en automatizar sus manos para realizar el nudo de una perfecta pajarita clásica a la par que elegante).

-Lo del Doctor Quant. ¿No te parece increíble?
-¡Ah, eso!...Sí, sí. Una casualidad totalmente inesperada. Gracioso. Nuestro vecino también está aquí. ¿No es gracioso?-rió nerviosa.
-¡No me digas! ¿También?, ¡Vaya...!¿y qué hace aquí?
-Al parecer lo han contratado, como violinista. ¿recuerdas?
-¡Ah sí! Pero ¿él no era constructor?...qué raro- caviló - creí entender la última vez que nos vimos que estaba realizando una obra enorme para el estado.
-¿Eso te dijo?


Fuente imagen: pinterest
Intentaba sin éxito, dotar de sentido a aquella información recién descubierta, a  ese  cúmulo de casualidades, al mar, al color azul... ¿Qué metáfora era esa de la construcción? ¿Qué relación podía tener todo si es que lo tenía? Pronto descubriría que aquella distorsión de la realidad necesitaba de mucha práctica y situaciones vitales específicas para ser interpretada, evolucionar en ella e ir madurándola.

- Pues...es que... hemos hablado durante un buen rato y... creo que te apetecerá el plan.¡¡Vamos a jugar al póker!!¿A que es emocionante?

Fuente imagen: pinterest
La expresión facial de Jana era de impasibilidad clínica, obvio.

-No me mires así...¿te apetece?
-Esto...-espaciaba el silencio para ver de qué forma decirlo sin que sonase raro- No te enfades cariño, pero... hay un concierto de música...toca nuestro vecino... y creo que no tiene comparación positiva con el póker...además, comprenderás que no me apetezca estar con mi psiquiatra en mi tiempo de relax...¿no?

El señor Abbot perdió la mirada hacia el techo. Pasados apenas unos segundo en los que Jana, cruzaba lo dedos mentalmente contestó:



Fuente imagen: pinterest

-Tienes razón, no sé en qué estaría pensando... vamos al concierto si quieres...-concluyó ofreciéndose de mala gana a acompañarla. (No lo decía, pero sus gestos le delataban).

-No, no, no... a ti te apetece ir a esa timba de póker entre médicos...interesantísima emocionante y distraída (no se le ocurrían más adjetivos)...¡tienes que ir...!-respondió convincentemente a tiempo- además has quedado... No puedes hacer ese feo a tus colegas. Hacemos una cosa. Tú te vas a jugar y yo me iré al concierto. ¿Qué me dices? No pasa nada porque no vayamos juntos a todos los lados, al fin y al cabo... tenemos muchos días para disfrutarnos...
Jana concluyó su discurso plantándole un beso muy cariñoso a su marido, con la finalidad de sellar el pacto.
Parecía haberlo conseguido.


















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