EL SECRETO DEL ALGORITMO DE GOOGLE

LA EXTRAPOLACIÓN AL REFRESCARSE TE CUENTA EL SECRETO

Fuente: prop-ia
Fuente: prop-ia
Prompt: Algoritmo con fondo surrealista de color amarillo, rojo y azul.


¡Ozú qué caló! ¿No les parece? Igual es recomendable que nos sirvamos un refresco antes de empezar...se lo voy advirtiendo...

 Autor: https://pislices.art/


Empecemos, 3, 2, 1...

Desde el diván de la calle Consejo, una filósofa pasa su hora de consulta...


Dicen que todas las cosas ocurren por algo. Si fuéramos tan predecibles el mundo se comportaría según tus cálculos futuribles y no es así. "Sorry, baby cogí otro avión..." como decía la canción.

¿Por qué? ¿Por qué de repente, después de tantos años intentando hacerme un hueco en el panorama filosófico mundial un día, sin venir a cuento comienzo a tener miles de visitas a mi bitácora virtual? (¡Punto para los locos!)

Pues bien: resulta que el problema de estar en la cúspide de la evolución humana consiste en hacerse la preguntas correctas y eso pasa, primero de todo, por tener una muy buena y dilatada formación (académica y/o vital). En mi caso, puedo constatar que de ambas.

Lo dicho: las pregunta correctas. Y, aunque durante gran parte de mi existencia, las preguntas correctas me han proporcionado latigazos instantáneos de realidad de los que curarse las cicatrices ha sido algo muy complicado (latigazos que han usado manos ensangrentadas para cerrarme puertas). Por las preguntas correctas (retomo) me han torturado con técnicas chinas, polacas y rusas de manipulación subliminal, me han procurado enfermedades inexplicables para los médicos, entre otras lindeces, y me han provocado sarpullidos indetectables al ojo inexperto.

Por eso mismo puedo decir que, desde que bajé la cima del Everest (emotivo), las preguntas correctas no han hecho más que proporcionarme el viaje perfecto hacia los confines del universo. Y ese viaje ha sido única y exclusivamente autopropulsado (¡punto para los locos!).

Como iba diciendo, no estoy loca, ni lo he estado nunca. Por más que se hayan empeñado varios de los programadores de Google y Twitter no tuvieron más remedio que cederme el mando(¡Punto para los locos!). Pobrecillos, no pudieron hacer nada. Es lo que tiene la filosofía...que te hace pensar, reflexionar, pensar, argumentar, pensar, repensar y volver a pensar...

Y lo peor de todo es que, si alguna persona piensa que su estabilidad mental se está viendo seriamente amenazada por situaciones propias del realismo mágico, solo podría decirles que, ninguno de ellos debe pensar que lo está. El problema es que desconocen los recovecos de sus pliegues mentales y, entonces, los malos, que si los conocen, juegan con ventaja y tú te quedas en la línea de salida de la carrera armamentística que se inicia en el ataque de ingeniería social dirigida que ha apuntado directamente a tu cabeza.

¡Seguimos para bingo!

Después de pasar una muy mala racha emocional y después física (racha de aproximadamente 10 años, en los que no he dejado de escribir, académica o literaria-mente, ¡alehóp!), un buen día, pasamos de tener 2 visitas o tres al día en mis RRSS a tener entre trescientas y cuatrocientas visitas diarias, sea lunes o domingo. ¿Qué soy ahora yo, una influencer del mundo virtual que ha llegado a la cumbre (borrascosa) por su talento reflexivo?¿Sí?¿En serio? Sorry, pero no me acabo de caer de un guindo ni soy Obélix saliendo de la marmita cuarenta y dos años después de haber caído en ella. Mi fuerza no es solo talento, que también. Si fuera solo talento y ADN, estaría comiendo pan duro (con leche condensada diluida por las mañanas) mientras refresco pantalla en mi aplicación del banco haciendo ingeniería fiscal para saber cómo llegar a fin de mes. Vamos, como siempre...

El caso es que, he sabido el secreto del algoritmo de Google solo por INTUICIÓN y una serie de concatenación de acontecimientos extrapolables (¡Toma, toma y toma. ¡Punto para los locos, again!). y eso, señoras y señores, solo se aprende después de ese maravilloso viaje existencial montado en una nave que recorre el espacio sideral sin moverse de casa. 

Ahora bien, para evitar que me maten por difundirlo, es mejor que lo siga manteniendo en secreto. Porque... usted se debe al secreto profesional, ¿verdad? Nunca se sabe cuándo va a hacer falta esa bala....



Lo dicho, refrésquense, respiren profundo y disfruten del domingo.


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