Hice la lista de la compra y apunté:
Opté por dirigirme a supermercados, también en la ciudad.
- Entrenamiento cognitivo.
- Valoraciones estéticas.
- Decisiones por convicción.
- Decisiones por coacción.
- Elecciones por convicción.
- Elecciones por coacción.
- Principios de certidumbre.
- Pensamientos relacionales.
Bajé a la calle. Oteé el horizonte buscando en el comercio local, la potencia subyacente para comprar mis faltas. Entré en una pequeña tienda. Me dijeron que allí no vendían "eso".
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| Fuente imagen: pinterest |
Directamente en sus estanterías solo pude ojear los códigos de barras, las cantidades y calidades de otros productos de consumo. En su lírica, los billetes consiguieron frotarse.
Al acercarme a la cola penitente del pago por desuso pregunté mostrándole mi lista a la trabajadora por cuenta ajena:
-¿Y de esto tienen?
-Eso no se vende aquí -sonrió al decirlo la cajera.
Volví de nuevo al asfalto. Alguien, en algún lugar, me dijo que estos ámbitos se compran. Quise comprobarlo. Las evidencias científicas, la prueba, el ensayo error, de nuevo, volcaban tautologías innecesarias.
Mi incredulidad era pública y notoria antes de bajar al mundo. Al volver a la rueda intermitente del mismísimo yo, ya no era él mismo, era otro yo, otro más que yo, otra suma, otra resta, otros logaritmos neperianos, otras lenguas.
Reflexioné observando cómo clavabas el clavo.
¿En qué punto estamos?¿Ahora somos círculos concéntricos, espirales bipolares o in-finitudes tangenciales?
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