DIÁLOGOS ABSURDOS. ENTREVISTA EN LA LÍNEA ROJA AL ENCELADOR DE LIBRETAS II

DIÁLOGOS ABSURDOS. ENTREVISTA EN LA LÍNEA ROJA AL ENCELADOR DE LIBRETAS II


-Y... aquí dice que su última ocupación ha sido la de "encelador de libretas" ¿Puede usted explicarme qué es eso?- preguntó como si no quisiese realmente saber la respuesta. Con ese miedo que hace que los ojos se estriñan.

-Pué ahora que lo dice...en los últimos dos años me he dedicao a encelar las libretas. Mire usté.
-Y ¿qué es eso?
-Pues...¡qué vaser! Eso mismico ¡Poner celo en las libretas!
-¿Cómo? ¿Perdoneeeee?- la estupefacción había anidado en su cara.

Definitivamente se le iban a hacer las ocho de la tarde y su curiosidad estaba a punto de estallarle en la cara, pero... no podía dejar de darle vueltas y más vueltas. En apenas tres segundos las preguntas emergían de su cabeza sin haberlas convocado. ¿Quién querría ponerle celo a las libretas? y ¿con qué finalidad? y todavía más importante ¿dónde?

Fuente imagen: pinterest
Autor: Fernando Vila Sández.
-Pué lexplico...los dos úrtimos años, han pedío en los colegios libretas de colores con un tamaño de cuadrícula ¿sabía usté que el tamaño de cuadrícula oscila entre 3, 4 y 5 milímetros desos?
-No, no lo sabía...-murmuró alucinada. 
-Ea...pué ya lo sabe...Pue, como le iba disiendo... resurtó que la libreta de matemática tenía que ser de 5 milímetros de cuadrícula y la tapa roja, ¿por qué? Vaya usté a sabé. Porque asín lo mandaba er colegio y no hay más ná que desí.
-¿Qué colegio?
-¿No se lo he dicho?
-No...
-Tós...Tós los colegios de mi pueblo han pedío la libreta roja pa las matemáticas con la cuadrícula de 5x5 milimetros. Y resurta que tós los padres andaban buscándola como locos...porque además las únicas que tenían eran miscroperforás desas... y no podían ser así ¿por qué? ¡Porque lo dise el profesor y punto! Y no se cuestiona que ¡¡¡sus motivos tendrá...!!!- vociferó cargado de razones.
-No habría estado de más que se preguntase...-susurró cavilando...puede ser... digo...que fuese para que no se le rompiesen a los niños las hojas  al manipular la libreta...vamos...sin saber...digo...intuitivamente...se me ocurre.
-¡Toma ya!-exclamó sorprendido- ¡Qué lista es usté! ¡Normal que esté usté en ese puesto Doña Asunsión!- exclamó incluso enorgullecido.

Después de estar allí desde el medio día parecía que Asunción era casi como de la familia.

-Pues sí. Eso lo supimos despué. Y...ahí... vi yo...er nicho de mercao...¿no se dise asín?
-Más bien... la oportunidad de negocio...suena mejor.
-Ea...pue eso... como los padres no encontraron libretas rojas de esos milímetros sin microperforasión...yo me dije...¡Esta es la mía, fijo! Compré dos rollos de celo y comencé a encelar hojas. Las primeras las de mis nietos. Esas por puro sentimiento...pero despué... cuando senteraron los padres de los amigos del Charlie, mi mayor...sabusté..., me daban tré euro...por cada encelado...

Asunción se acababa de hundir en su sillón...¿aquello era una broma?¿seguro que no sería una cámara oculta de sus jefes para comprobar la capacidad de resistencia al absurdo? El caballero seguía hablando sin parar.

-Y ea... asín llevo dó años. Pa septiembre compagino la vendimia con el encelao...y oiga...unas perrillas nos sacamos. Al menos pa comé tenemos, que pobres sí, pero mu honraos...

-Y...¿cree que ese trabajo puede aportar algo a las empresas que le contraten?-volvía a preguntarle la entrevistadora con la sana intención de sacar algo de fundamento de aquel disparate.
-¡Hombre! ¡Pué claro! Pa encelar libretas hay que tené, lo primero de tó, paciencia. Lo segundo, presisión de médico cirujano, pué no queremo que er celo quede mal pegao con burbujillas desas. Usté ya mentiende. Lo tercero... y má importante...-hizo una pausa expectante para dotar de más interés si cabía a la explicación- rapidé, control  absoluto de las mano, de las hoja... y finarmente, pero no por ello menos importante...planificasión sincronisá der tiempo... Si no, no salen los números...¿comprende usté...?
- ¡Madre mía!-exclamó Asunción como si acabase de resquebrajar el cielo en una grieta solo pensándolo - ¡Jamás se me habría ocurrido!- Mañana aquí a las ocho de la mañana. ¡Tengo el puesto perfecto para usted!



Comparte:

0 comentarios