LA AUSENCIA DE GAFAS PARA UNA CONVERSACIÓN DE BESUGOS O DE CÓMO EL INCONSCIENTE PUEDE SOPORTAR MÁS CARGA QUE TÚ.

LA AUSENCIA DE GAFAS PARA UNA CONVERSACIÓN DE BESUGOS O DE CÓMO EL INCONSCIENTE PUEDE SOPORTAR MÁS CARGA QUE TÚ.

-¿Dónde están las gafas?
-Yo no las he tocado.
-Pues...
-Pues ya sabes que sin ellas no puedes conducir.
-Ya lo sé... ¡Tengo prisa! ¡Por favor...!-exclamó indignado alzando las manos hacia el cielo. Como si aquel gesto pudiese hacer que cayesen milagrosamente, obteniendo con ello el beneplácito  social y se aceptase también, la telequinesia.
Eso no ocurriría.Ni para que apareciesen sus gafas de navegación aérea ni, por supuesto, para aceptar el movimiento de elementos con la mente de manera autónoma como otro de los grandes acontecimientos del siglo XXII.

Lo tenía todo dispuesto para navegar de forma transoceánica. Debía estar en New-New York en doce horas. Sin embargo, el pilotaje del  su flamante jet pack modelo 1001-Bk no sería posible sin las dichosas gafas de infrarrojos.

Fuente imagen:
bonanza.com
Autor: René Magritte
Desde que la industria de aviación comenzó la venta masiva de estos instrumentos voladores, las escuelas de pilotos, no se sabe muy bien porqué (bueno sí se sabe...intereses gubernamentales que se benefician directa e indirectamente de suculentas comisiones, pero eso es otra cuestión), se erogaron con la batuta de la irremediable necesidad de  titulación para su manejo.
Era condición necesaria ser experto aviador además de llevar puestas una gafas último modelo que por infrarrojos dilucidaban las diferentes autopistas virtuales en el aire.
Este nuevo campo de negocio, fue muy rentable gracias  al boom de la nueva forma de viajar. 
Hubo una especie de fiebre de mochilas jet pack. Las ventas se dispararon gracias a un precio más que razonable para el bolsillo medio. ¿Consecuencia? Esa, esa que estás pensando. Todo el mundo disponía de una para desplazarse por el aire.
Ante la invasión aéreo-mochilera y los desastrosos choques que acaecían a nivel internacional, el gobierno de cada país se vio en la coyuntura de crear una legislación reguladora acerca de su tenencia, conservación, pilotaje  y por supuesto, el código de circulación pertinente para los desplazamientos (sobre todo los intercontinentales). Uno de los primeros objetos de obligado uso fueron, las gafas de vuelo. 
Al colocárselas, las autopistas cobraban vida gracias a las luces por infrarrojos. Éstas permitían visualizar sobre el terreno, una suerte de líneas que marcaban el camino que cada uno de los usuarios debía seguir para llegar sano y salvo a su destino. De ahí la importancia crucial de no salir a volar sin gafas.

Fuente imagen:
redbubble.com
Autor: Christian Schole.
Título: The pleasure of travelling.
-Pero...¿y el otro par de gafas?
-Realmente eres un desastre- concluyó con vehemencia- No sólo no sabes dónde están las dichosas gafas de vuelo, sino que, además... ¡Has perdido también el segundo par!- exclamó con indignación.
-¡No lo he perdido!
-¿Entonces? ¿Cuál es la explicación?
-Simple y llanamente...que no lo encuentro...pero eso ¡no es perderlas!
-¡Qué vueltas más estúpidas les das a las cosas en vez de estar buscándolas!
-Pero ¿se puede saber de qué te preocupas? ¡Tú no eres quien va a llegar tarde!
-¡Oh! ¿No me digas?
-¡Ah nooo!Sarcasmo ahora mismo no. No estoy para tonterías.
-Pues yo creo que sí. Estás precisamente para eso. Preparado para estupideces y frases sin sentido o con el sentido de las conversaciones que se les dan estupendamente bien a los besugos, pero... sin buscar las gafas. La inacción suele ir mucho con tu personalidad.
-¡Arrrr! ¡Llego tarde, llego tarde!- esgrimió furioso mientras zancadeaba por todo el pasillo, mirando en búsqueda de sus anteojos para conducir,  pero sin ver. 

Y  no veía porque la ceguera que produce el estrés es tan inquietante como el aumento de claridad que produce la serenidad. Aunque, también está demostrado que, existen personas que, estresadas, ven mucho...pero mucho más que en calma.

-¿Se te ha ocurrido mirar en el bolsillo de seguridad de la mochila?
-¡Qué tonterías dices! ¿Cómo voy a tener las gafas en el bolsillo de seguridad? Ahí sólo puede ir el oxígeno de emergencia, el gel-agua y los botones de alimentación. ¿Qué no lo sabes?¿Dónde te sacaste tú el carné de piloto?- expresó con un tono de voz burlón.
-Comprendo...pues nada... no mires ahí...-concluyó con la tranquilidad de quien no tiene nada que perder.
-Nunca en la vida se me habría ocurrido colocar ahí las gafas. No es un elemento imprescindible para la supervivencia. ¿A quién se le ocurriría?- sonrió nervioso agitando la cabeza.
-¿Seguro que no lo es? Piénsalo. Igual tu inconsciente lo hizo por ti y las guardaste sin saberlo.

Se hizo el silencio durante...nada...apenas cuatro segundos.

-Me estás haciendo dudar...¿a qué voy y lo miro?




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