DIÁLOGOS ABSURDOS: ENTREVISTA A LA FIGURA DEL EMPRENDEDOR SEÑUELO. 2ª PARTE.
—Pero, pero...¿a qué se refiere?¿Algo así como un cliente misterioso?
—Bueno, en realidad no. El cliente misterioso es una figura un poco más guiada. En este caso, el señuelo va por libre.
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—Usted sabe que eso no es así —contestó con la sonrisa del que conoce la respuesta correcta —. Un señuelo suele ser un elemento que, en definitiva, se utiliza para atraer o convencer a una persona, normalmente de forma engañosa. No es posible que usted vaya por libre, no le conozco, por lo que no tiene motivos como para que me quiera engañar.
—Sí, pero voy por libre y ofrezco mis servicios.
—Y, si va por libre, ¿qué quiere de nosotros?
—Bueno, me gustaría poder contar con ustedes a cambio de un contrato de trabajo. Por horas o como sea...ya sabe que lo de ser autónomo está fatal para lo de trabajos esporádicos.
—Pero, perdone, para eso ya están las empresas cooperativistas que facturan por usted.
—¿Usted sabe que esa figura jurídica deja muchos huecos sospechosos? —preguntó en su turno de palabra.
El director de la oficina de trabajo temporal volvió a sonreír.
—Sí, bueno...es cierto, pero no nos desviemos del tema —.
Su semblante despedía un aire de intriga incómoda —¿Dice que lo que busca es trabajo de señuelo? —prosiguió retomando la entrevista como solo los grandes responsables de recursos humanos saben hacer.
—Sí. Exacto.
—En este punto de la entrevista es en el que usted debería comenzar a explicar en qué consiste su propuesta —insistió ejerciendo un movimiento circular con ambas manos al ver la actitud impasible del entrevistado.
—Sí. Tiene toda la razón —carraspeó estirándose como si fuese a levantarse de la silla —. Mi trabajo consiste en ser señuelo todo el horario laboral.
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—¿Cómo? Explíquese, haga el favor —insistió ya visiblemente alterado.
—Sí, por supuesto —. Pues me encargo esencialmente de atraer y convencer.
—Y...¿eso es todo?
—Sí.
—¿Y qué quiere que haga yo con eso?¿Cómo quiere que ofrezca a mis clientes sus servicios?
—Yo solo puedo decirle que medite las posibilidades que se abren ante usted de una figura laboral como yo.
—¿Ah, sí?¡¿Que medite?!
La #ira comenzaba a apoderarse de su cuerpo. La notaba subir como cuando asciende una arcada inesperada tras una comida copiosa.
—Sí... Piense. No se altere. Usted sabe que un trabajador señuelo puede ser muy beneficioso para cualquier empresa. Piense, piense...un trabajador que se encargue de atraer de forma engañosa...—decía mientras envolvía su discurso para regalo.
—¿A quién? ¡Por Dios, avance!
—¡Esa es la pregunta correcta!¿A quién va a ser?¡A otros trabajadores!
—¡¿Para qué?! —gritó preguntando el directivo de la ETT.
—Mire, así es muy difícil. ¿Seguro que usted está aquí por méritos propios? —preguntó mirando al techo como si hablase a un tercero omnipresente —Un empleado contratado por méritos propios ya lo habría deducido, la verdad.
—¿¿Qué?? —expelió el entrevistador sincronizando el grito con su levantamiento corporal —¡Salga ahora mismo de mi despacho y no vuelva a venir por aquí!¿Me ha oído?
La furia con que despidió al posible candidato fue tal que el empuje de su cuerpo hizo que la mesa de cristal se desestabilizase y se estrellase contra el suelo. Ella y todo su contenido se esparcieron por el parqué de madera noble de roble dejando una bonita alfombra de minúsculas piezas de cristal parecidas a un camino de migas de pan.
—¡Mire lo que ha conseguido!¡Fuera, fuera! –gritaba cual energúmeno llevándose las manos a la cabeza —¡Lárguese de aquí!
El excandidato hizo mutis por el foro sin oponer resistencia. La secretaria, que no pudo evitar escucharlo todo desde fuera, agachó la cabeza y soltó un "buenos días" un poco más silencioso de lo normal al paso del muchacho en dirección a la salida. Justo en la puerta, se cruzaba con otro caballero que pretendía entrar. Sus miradas se intercambiaron cierta información que parecía flotar en el ambiente solo para ellos.
Vestido con un elegante traje azul marengo, pañuelo a juego en el bolsillo de su chaqueta y corbata verde botella, el hombre de porte serio, cruzó el umbral, saludó a la secretaria con corrección de empresario-propietario y se dirigió sin preámbulos al despacho del responsable de RRHH entrando sin llamar.
Vestido con un elegante traje azul marengo, pañuelo a juego en el bolsillo de su chaqueta y corbata verde botella, el hombre de porte serio, cruzó el umbral, saludó a la secretaria con corrección de empresario-propietario y se dirigió sin preámbulos al despacho del responsable de RRHH entrando sin llamar.
—Daniel. Estás despedido.
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