APRESÚRATE MAFALDA, TU DEBERÍAS EVOLUCIONAR MÁS QUE NADIE

Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II
La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.

El avión llegaba con retraso. El señor Abbot miraba su reloj de pulsera con cierta inquietud como si aquello supusiese alguna novedad en los aeropuertos de este país.
La señora Abbot, a la que le caracterizaba su funcionamiento a cámara lenta en el mismo momento que pisaba un recinto de transporte de pasajeros, fuera este cual fuera, permanecía sentada en un breve espacio con respaldo azul metalizado. Algunos dirigentes de aerolíneas, se jactaban de sus maravillosos acomodos para hacer de la espera, "...una experiencia metafísica". La señora Abbot, que gozaba de una lectura en su novísimo ebook agazapada(casi en cuclillas) en aquel eufemismo de asiento incómodo, no se atrevería a ser tan optimista.

-Jana, ¿qué estás haciendo ahí hecha un ovillo?-preguntó el señor Abbot sin mucho interés.
-Leyendo.
-No sé cómo puedes leer en esa postura y mucho menos, en ese tipo de asientos.
-Ni yo, pero aquí estoy. Leyendo.
-¿Te quitarás las malditas gafas algún día, querida?- preguntó con cierto cinismo el Doctor Abbot.
-Oh, tienes razón, no recordaba que las llevaba puestas.

Inmediatamente después de desprenderse de ellas, la intensa luz le golpeó en la cara con el mejor de los derechazos de pújil experto en el último combate, existencial, (eso sí). Entornó un poco los ojos, para superarlo y se recompuso con el amplificador visual al que ya le tenía acostumbrada aquella pizca instalada en su pupila. Llevaban tanto tiempo juntas que le había puesto, cariñosamente, el nombre de Mafalda. También denominada Mafi o Malda, dependiendo del día y de la compañía.

Pero, no pudo hacer nada más. La puerta del cuarto de baño, situado enfrente de su actual ubicación a la espera del vuelo 477 proveniente de Londres, comenzaba su particular dilatación (según la versión visual de Jana Abbot). Con aquella visión, comenzaron los acontecimientos relacionales que tan claros se paseaban por la mente de la señora Abbot, aunque, recordemos que, ahora, todavía no podía saber muy bien por qué, a cámara lenta.

Fuente imagen: deannahalsall.co.uk . Volando por el #mundo
Fuente imagen: deannahalsall.co.uk
-Oh, oh... Las puertas cierran y abren, ¡madre mía... qué grande es! -pensó mareada y guiñando el ojo izquierdo del cambio instantáneo de tamaño.
Inmediatamente, además de ver una descomunal puerta deformada a tamaño doble y esférico, observó cómo un caballero salía por ella. El sonido del portazo, tras él, supuestamente automatizado fue escuchado por Jana, lento y atronador.


-Cerrado. En este caso el sonido es de cerrado. Cerrado...cerrado... ¿Qué quiere decir? Vamos Mafi...Estamos en un aeropuerto... si está cerrado... ¿Qué van a cerrar el espacio aéreo? No es tiempo de vacaciones...pero hay huelgas de controladores aéreos. ¿Serán capaces? ¡Van a cerrar el espacio aéreo!-farfullaba intentado que no se le notase.

-¡Jana!-interrumpió su esposo- ¿Con quién estás hablando? ¿No estarás otra vez con el "temita" de la sobre estimulación sensitiva.

-¿Habláis de mí en vuestras conversaciones? Creí que el secreto profesional era una de las mejores cosas que teníais los médicos- susurró de nuevo.

-Qué ¡qué estás diciendo!- insistió volviéndose hacia su mujer con ojos inquisitorios.

-Sí, sí... no, no me pasa nada, es que me preocupa un poco que el retraso se deba a otras causas- intentó decir disimulando.

-¿A qué te refieres?

En ese momento el señor Abbot recibía un mensaje en su teléfono móvil a la vez que se escuchaba a través de megafonía: "Señores pasajeros, les informamos que nuestro espacio aéreo permanecerá cerrado desde estos momentos de forma indefinida". Disculpen las molestias. Les mantendremos informados.

Mierda, Malda! Deberías habérmelo avisado antes y nos hubiéramos ahorrado el viaje. Muy justito, muy justito. Antes...tú deberías saberlo antes...- se dijo a sí misma la señora Abbot mientras escuchaba a su esposo recitar el mensaje de su descendiente común que avisaba de su retraso por las causas arriba mencionadas.


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