AURORA LA DENOMINADORA. IV



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Llevaban más de dos horas sentados. Él, en el sillón orejero grande que tenía Aurora cerca del ventanal y ella en el sofá. Leyendo. Ambos.
En la mesa caoba extensible en uno de los extremos del acomodo, disponía de su kit de supervivencia. Dos botellas. Una de martini a tres cuartos de finalizarse y  otra de whisky "Alter ego" al que le quedaban apenas dos dedos. En una esquina al borde del abismo, la petaca que le entregó Ángel a la entrada, indefectiblemente y como no podía ser de otra manera, vacía.

Ella leía y anotaba sin parar. Cada cuatro o cinco minutos daba un trago directamente de las botellas y sin tomar en cuenta qué incluían. Acto seguido, se pasaba la manga por los labios para asearse la boca. Y todo, sin dejar de leer.
¿Cuánto puede llegar a beber una persona sin llegar al coma etílico?, se preguntó Ángel antes de cumplirse la primera media hora de estar allí, mirándola de soslayo para que no se sintiese observada.

El intercambio de palabras, se limitó a la solicitud de un vaso de agua y al intento de convencimiento de ella de que tomar la decisión de beberla de aquellas cañerías no era tan imprudente, si y siempre y cuando tuviera seguro médico privado al corriente de pago.

-Aurora.
-¿Qué?-preguntó molesta levantando la cara oscilante ya, del libro.
-¿Interrumpo?, no quiero molestar.
-¡Pues claro que interrrumpes y desde luego mmolestas!- exclamó enfureciéndose.

Nunca enfurezcas a una mujer ebria. (No sé si lo tenéis apuntado en el libro existencial).

-Me callo, entonces...-soltó de su boca como hilo de voz.
-Mira...-se quedó estancada buscando su nombre en los recovecos memorísticos.
-Ángel... me llamo Ángel...-suspiró recordándole su nombre.
-Eso...Ángel... perdona... debería rrecordarlo, pero, es que es un nommbre tan simple...que es ffácil de olvvidar más que de rrecordar...
-No te preocupes Aurora. Sólo quería...
-Ddéjame seguir...-gangueaba de nuevo- Vinisste aquí con la condición de traerr un poco de alcohool, para aggasajar a la anfittriona y prometiste quedarrte calladito- levantó su dedo para colocarlo en el centro mismo de la boca- pues, ¡cállate, hazzel favor!

Él, focalizó su mirada y sus ojos que ampliaron cual lupa, la zona en cuestión. Sacudió la cabeza para intentar atenderla. Se podría decir que la fascinación por aquella señora, iba en aumento. Se sintió como una polilla claramente hipnotizada hacia la luz.

Fuente imagen: beachsidevoyeur
Mientras, Aurora seguía con su discurso que parecía llegar al punto de decaimiento alcoholizante.
Sin mediar palabra, la cabeza quedó colgando de su cuello. ¡Se había dormido!
¡Se quedó dormida así sin más!, pensó Ángel, con cara de asombro, riéndose a la vez que se tapaba la boca por lo cómico del momento. Sin embargo prefirió no despertarla y siguió leyendo.
Dos horas después al percatarse de que no abriría los ojos y tras observar cómo un hilo de saliva le caía por la comisura de los labios, optó por cogerla y acostarla.  Al menos así no amanecería con tortícolis. (Ángel pensaba en todo) Seguro que su cuello le era más útil en su labor sin traumas.
....
Sucedió toda la noche. Al despertarse, él ya no estaba. Le había dejado una nota enorme y fluorescente encima de la mesita de noche en la que aseguraba que volvería otro día. Al parecer, le resultó intrigante verla trabajar.

¿Ángel?, ¿qué ha estado aquí ese mocoso?, se preguntaba incorporándose para leerla - ¿De dónde habrá sacado este folio tan estridente?- concluyó.

Se levanto directa a la cocina, preparó un café y pensó tocarlo con un poco de whisky de Malta del que le trajo su nuevo amigo. Acababa de recordarlo1 gratamente sorprendida. Le duró poco:

- Mierda.., te lo bebiste ayer-se lamentó.



1. Curioso...la mente puede ser poderosa y selectiva en cuanto a recuerdos se refiere.


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