EL TRIATLÓN, LA FUNCIÓN MUSICAL PARA PÚBLICO ESPECIALIZADO O DE CÓMO UN CARTEL PUEDE ETIQUETARTE.

Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II
La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.

Ambos dieron vueltas durante más de treinta minutos alrededor del barco, preguntaron por él, pero nadie sabía nada.
Mientras el Doctor Abbot permanecía en la sauna, realizando un circuito programado de masajes y spa, baños con barro, y la familia del panadero matemático disfrutaba de una estancia en el parque acuático para toda la familia de que disponía el crucero,  Jana y Ataulfo, se recorrían todos los pisos del barco, con la sana intención de encontrar al violinista.
Tras la exasperante búsqueda, infructuosa a todas luces, volvieron al punto de encuentro exhaustos. Sudorosos, con marcas de guerra de deportistas y cansancio insuperable incluso por participantes en un triatlón, dieron con el eje de coordenadas que era la sala  de fiestas "Inquietudes". La única función que pretendían en ese momento: notificar novedades. 
En vez de eso se encontraron con otra (función, digo). Una función musical anunciada en un enorme cartel desconcertante desde el punto de vista del gusto estético y del diseño gráfico ya que mezclaba toques góticos y brillantes con el horrible difuminado diagonal de color rojo y amarillo. Típico fondo de los años ochenta. La tipografía, también se había quedado en dicha década.
En el cartel se anunciaba, esa misma noche, un  dueto musical compuesto por un violinista, James Umbrella, y un pianista Ernesto Jazz.

Ambos se miraron jadeando de cansancio.

-Lo hemos encontrado. Ahora a ver cómo nos las arreglamos para venir esta noche al concierto...-dijo Jana pensativa.
-¡Ah! No te preocupes por mí. Lo tengo solucionado. Mi mujer está al corriente de todo el asunto.
-¡No me digas!-exclamó a la vez que se tapaba la boca de sorpresa absolutamente inesperada.
-Sí. Se lo explicaré y vendré. Ella dudo que quiera acudir-comentó convencido.
-Pues...entonces sólo quedo yo...ya me las apañaré- sea como fuere esta noche aquí a las diez.
-Hecho.


Fuente imagen:
www.arqhys.com
La casa piano
China.




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