LA PATRULLA ORTOGRÁFICA II
De cómo se puede ejercer la violencia
Este texto pertenece a la serie La patrulla ortográfica
En la reunión
secreta, la patrulla ortográfica tiene una nueva misión asignada. Realizar un
seguimiento a un escritor que tiene gran aceptación en redes sociales.
Entregado su historial vital y profesional a cada uno de los integrantes de
la PO perfectamente sintetizado y clasificado por colores y relevancia SEO,
proceden a su lectura.
Claudia, como
siempre, llega tarde a la reunión. Conoce a la perfección su poder. La
ortografía, es el arma que más daño puede realizar y por lo tanto, las
reuniones siempre giran torno a su potencialidad.
Ella, como buen
genio, desarrolla sus extravagancias. Al menos, piensa que lo son. Para el
resto de los integrantes, la normalidad en sus retrasos es ya, viejo conocido
de sus manías. Pero le dejan hacer. Le dejan creerse "Diva"ortográfica.
Todos merecemos una pizca de ridículo.
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Claudia -¿Quién
toca hoy?- pregunta sin siquiera seguir las normas protocolarias establecidas
por la empresa para reuniones oficiales.
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El resto de sus
compañeros la mira mientras el portazo que la precede da la sensación de elogiar al golpe
seco que provoca.
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Claudia: ¿Qué no
me habéis escuchado?¿Quién toca hoy?-pregunta sin mucho interés mientras
despliega el dossier para ojearlo.
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Pistón: Eusebio
Santaeluladia de Los Juanes. Parece que el protocolo sí que te lo saltas y
está permitido ¿no?
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Pistón y Claudia
no se llevan demasiado bien. La segunda, como ya habréis observado, cree
estar por encima del bien y del mal.
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Claudia: ¡Jesús!
Con ese nombre no me extraña que lo hayan elegido. Y por cierto, yo me salto el protocolo porque puedo. Reléete a Tucídides... La violencia se ejerce, porque se puede. Pues eso.
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La postura de Claudia
es de desidia, aunque, por otro lado, sus compañeros no se extrañan de ello.
Suele aparecer en las reuniones con pocas ganas de hacer nada. Al fin y al
cabo, el análisis exhaustivo en busca de ortografía errática es algo
que mucha gente puede hacer. Aún así y pese a que ella es la mejor de todos los
correctores del mercado, parece que su trabajo le aburre.
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Jeremías: ¿Qué
te ocurre? Ya sabías que hoy íbamos a lidiar con un autor nuevo.
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Claudia: Lo sé,
pero es que... ¡me tortura tanto el asunto! Siempre es lo mismo. La acentuación, los signos de interrogación y exclamación anglosajones, no te ofendas- dijo
dirigiéndole la mirada- pero es que es altamente soporífero y nada creativo,
por cierto.
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Jeremías: Siempre te pasa igual. Deberías dejar de hacerlo. Es simple. Cambia de
oficio.
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Claudia: ¿Bromeas? La búsqueda del error es lo insidioso, pero cuando encuentras...¡Ay
cuándo encuentras esa falta de ortografía...! ¡Se abren las puertas del
cielo! Poder recriminar a autores de reputado prestigio sus errores
ortográficos...eso es...realmente lo divertido.
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Pistón: Ya
veo...lo que te divierte y te colma es decirle a los demás en qué están
equivocados "oficialmente" y hacerles sentir el peso de la
norma.
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Claudia: Eso
es...pequeña...veo que lo has entendido a la primera. Al fin y al cabo...¿qué define a un buen autor? Su contenido es secundario...pero...la forma...¡La forma es lo más importante!
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Pistón:Discrepo.
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Luís: Era de
esperar. Para eso estás aquí...¿no?-contesta con cierta repulsa el único
miembro que todavía no ha intervenido.
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