-Buenos días.
-Buenos días.
-Ya estoy aquí otra vez- confirmó con un suspiro el muchacho que aspiraba a ser pompero.
-¿Perdone?-respondió despistado el funcionario.
-Bien...imagino que no se acordará de mí...
El señor apartó la mirada de la pantalla del ordenador unos segundos para fijarse en la cara del hablante. Después de su análisis visual, seguía sin saber quién era.
-Pues es cierto...no recuerdo...pasan tantas personas por aquí al día...-dijo suspirando con cara de agotado.
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-¡Ah! Ahora que lo dice...sí recuerdo... A usted le faltaba...déjeme que lo mire- aporreó instintivamente el teclado con la mirada fija y la nariz arrugada-¡Ah! Síiii. El certificado de espíritu de pompas de jabón.
-¡Exacto!- exclamó el caballero gratamente sorprendido.
-¿Lo tiene ya en su poder?
-Sí, sí...lo tengo. Firmado, sellado y por triplicado, tal y como lo solicitaba y se necesita.
-A ver...déjeme ver...
El funcionario apretó los labios antes siquiera de acabar la lectura del documento ni comprobar las copias.
-Perdone...este documento está firmado por...
-Mi madre-respondió sin dudar.
-Pero ¿es que nadie le ha dicho que la firma de una madre no es suficiente para un certificado de espíritu de pompas de jabón?¡Cómo está la juventud!
Aquel chico previsor que deseaba obtener el permiso para ser pompero de jabón oficialmente comenzaba a impacientarse. ¿Quién tenía que habérselo dicho? ¿Quién debía firmar entonces, además de su señora madre?
-No comprendo lo de "no es suficiente".
-Pues mire, le explico- contestó el funcionario para comenzar con su exposición-Las madres no pueden ser las únicas abajo firmantes porque su objetividad es de dudosa reputación-concluyó.
El chico se quedó perplejo. No podía imaginarse que su madre fuera a falsificar su objetividad y poner en entredicho su reputación pompera (todo el mundo sabe que el prestigio de espíritu de pompa de jabón es algo a tener muy en cuenta en cualquier currículo vital, nadie lo arriesgaría. Ni las madres).
-y ¿entonces? ¿Qué solución me queda?
-Debería pedir el aval a alguna compañera de trabajo o amiga. Si es esto último, es lo mejor. Los amigos suelen tener un prestigio de objetividad muy reconocido y no le haría falta nada más. Vuelva con esa firma y será suficiente. Y...ahora si me disculpa- dijo con voz entrecortada observando la cara de frustración del muchacho-Siguiente...
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