LA CHICA DEL TIEMPO V: CONTEXTUALIZA, POR FAVOR.

Relato perteneciente por orden a la serie "La chica del tiempo":


-¡Lucía!¿Lucía dónde estás?-gritó Mario mientras se soltaba la corbata y se descalzaba en el recibidor- ¿Lucía?

Lucía no contestaba. El caso es que se encontraba en la casa, pero no abandonaría la habitación. Tumbada en la cama, se limitaba a mirar la pared, con esa vista perdida en el monte de la vacuidad absoluta. Llevaba una semana sin apenas salir de casa. Enclaustrada, no había aparecido por el supermercado, ni se había dirigido al taller mecánico para que le alineasen las ruedas antes de tener que pasar por la inspección técnica de vehículos, cita a la cual tampoco acudió. Del jardín, uno de sus mayores tesoros, brotaban las malas hierbas y la tierra, encharcada en varias zonas por las últimas lluvias, reclamaba sin más dilación sus manos jardineras.
Más de dos semanas en "estado crítico" le parecieron suficientes como para intentar hablar con ella, pero muy en serio. La notaba asustada, susceptible y divagante. Cualquier conversación mantenida en los últimos días, acababa siendo una batalla campal de reproches y salidas de tono. 
Se acercó de mala gana con paso lento. Desde lejos Lucía percibía su cansancio acercándose con él a la habitación. Evidentemente, la encontraría allí tumbada, boca abajo, con la mirada perdida como los últimos quince días. ¿Cuándo acabará esto?, se preguntaba recorriendo el pasillo a su encuentro.

Fuente imagen: Los ninjas polacos
Título: La mujer lluvia.
-Lucía...cariño, ¿Qué te ocurre?-expresó con clara condescendencia abriendo la puerta del dormitorio observando que, en efecto, yacía allí, boca abajo.
-Nada.
-¿Cómo que nada?- insistió-A ti te pasa algo, algo que no me quieres decir y no entiendo por qué.
-Estoy asustada-contestaba con parquedad.
-¿De qué?
-De la lluvia.
-Ya lo hemos hablado, no te va a pasar nada por salir a la calle. ¿Cómo es posible que estés así, nena? Nunca has tenido miedo de nada. ¿Recuerdas aquel viaje en el que volvíamos de la playa a las diez de la noche y al pasar por el puente del lago nos cayó el diluvio universal? 
-Sí
-¡Fuiste tú la que me tuvo que calmar a mí! ¿Cómo puedes asustarte de un poco de lluvia?intermitente, además. Está claro-prosiguió- que son ya casi veinte días que nos llueve, y vale que estamos en un momento del año que no es normal esta lluvia pero, el mes pasado ¿recuerdas? también llovió y el otro mes... un momento...-paró en seco su disertación.

Acababa de caer en la cuenta de que en los últimos meses había llovido más de lo normal en aquella zona.
La región Este en la que residían, conocida por su buen tiempo, clima estable y soleado durante todo el año, (salvo las típicas lluvias en febrero y marzo y las tormentas de verano) sufría una inestabilidad climática sospechosa. No le dio la importancia debida pero sí al estado anímico de su esposa. Y¿si Lucía comenzaba a tener algún síntoma depresivo por culpa de la meteorología? Lo cierto es que era desagradable andar siempre con el paraguas, descalzarse al entrar y salir, andar siempre mojado...pero, de ahí a tener depresión...vamos...de ser así los ingleses debían tener un cuadro clínico maníaco-depresivo generalizado, cavilaba acariciándole el pelo sentado a su lado de la cama en silencio.
Permanecieron así más de treinta minutos, hasta que ella se armó del valor suficiente como para contarle la causa de su miedo a salir de casa.

-Tenemos que hablar-concluyó incorporándose bruscamente.
-¿Por qué será que me esperaba algo así?-se preguntó en voz alta mostrando un escepticismo clarividente.





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